La salchicha estaba
llorando muy amargada. Y la cancela le preguntó:
-¿Por qué lloras tanto,
salchicha?
-¿Qué quieres que haga si
nuestro fiel amigo, el ratoncito, se ha ahogado?
-Oh, cielos, ¿qué haré yo?
Saldré fuera de mis goznes.
Y la cancela salió fuera
de sus goznes.
El seto vio a la cancela
fuera de sus goznes y le preguntó:
-Cancela, ¿por qué te has
salido de tus goznes?
-¿Por qué? Porque el
ratoncito, nuestro fiel amigo, se ha ahogado. La salchicha está llorando y yo
he salido de mis goznes.
El seto se quedó un rato
pensando. Después dijo:
-Entonces yo me vendré
abajo.
Y, dicho esto, se vino
abajo. Justo en aquel momento pasaba volando una urraca, que habría querido
posarse en el seto. Viéndolo derrumbado en el suelo, comenzó a chillar:
-¿Por qué te has venido
abajo precisamente ahora?
-Me he venido abajo
porque el ratoncito, nuestro fiel amigo, se ha ahogado. La salchicha está
llorando, la cancela se ha salido de sus goznes y yo me he venido abajo.
La urraca dijo:
-Entonces yo me ataré las
patas.
Y se ató las patas con un
trozo de cuerda y voló por el bosque, donde se detuvo en la rama de un árbol.
-Hola, urraca, ¿por qué
te has atado las patas? -le preguntó el bosque.
-¿Qué otra cosa podía hacer?
El ratoncito, nuestro fiel amigo, se ha ahogado. La salchicha está llorando,
la cancela se ha salido de sus goznes, el seto se ha venido abajo, y yo me he
atado las patas. ¿Y tú qué harás?
-Yo me dejaré caer a
tierra del dolor.
Y así fue: árbol tras
árbol, el bosque cayó a tierra. Justo en ese momento llegó un ciervo, que se
quedó con la boca abierta al ver cómo caían todos los árboles de un bosque tan
hermoso.
-Bosque, querido bosque,
¿por qué te dejas caer a tierra?
-¿Y qué otra cosa podía
hacer? El ratoncito, nuestro fiel amigo, se ha ahogado. La salchicha está
llorando, la cancela se ha salido de sus goznes, el seto se ha venido abajo, la
urraca se ha atado las patas y yo me dejo caer a tierra.
-Entonces yo me arrancaré
los cuernos.
Y así fue: el ciervo se
arrancó los cuernos y los dispersó a pedazos. Después corrió sin saber bien
adónde, hasta que llegó a una fuente que le preguntó:
-¿Por qué te has
arrancado los cuernos?
-Me he arrancado los
cuernos porque el ratoncito, nuestro fiel amigo, se ha ahogado. La salchicha
está llorando, la cancela se ha salido de sus goznes, el seto se ha venido
abajo, la urraca se ha atado las patas, el bosque se ha dejado caer a tierra y
yo me he arrancado los cuernos.
-Entonces yo me
convertiré en barro -dijo la fuente.
Y, en efecto, se llenó de
barro, justo en el momento en que llegaba la hija de un campesino a buscar
agua.
-¿Por qué te has
convertido en barro, querida fuente? -preguntó la muchacha.
-Porque el ratoncito,
nuestro fiel amigo, se ha ahogado. La salchicha está llorando, la cancela se ha
salido de sus goznes, el seto se ha venido abajo, la urraca se ha atado las
patas, el bosque se ha dejado caer a tierra, el ciervo se ha arrancado los
cuernos y yo me he convertido en barro. ¿Y tú qué harás?
-Yo romperé mi cántaro en
mil pedazos -respondió la hija del campesino.
Y rompió su tinaja en mil
pedazos. Llegó a su casa justo cuando su madre estaba amasando para preparar un
postre.
-¿Qué has hecho con el
cántaro del agua? -le preguntó a su hija.
-¡Vaya, madre! ¿No te has
enterado? El ratoncito, nuestro fiel amigo, se ha ahogado. La salchicha está
llorando, la cancela se ha salido de sus goznes, el seto se ha venido abajo, la
urraca se ha atado las patas, el bosque se ha dejado caer a tierra, el ciervo se
ha arrancado los cuernos, la fuente se ha convertido en barro y yo he roto el
cántaro en mil pedazos.
La campesina dijo:
-¿Y yo qué haré? Echaré
medio kilo de sal en la masa del postre.
Y, cogiendo el tarro de
la sal, lo vació en la masa del postre. De repente, la puerta de la casa se
abrió. Era el campesino que volvía de la taberna.
-¿Qué haces, mujer? -le
gritó a su esposa. ¡Estás arruinando el postre!
-Tengo mis razones,
querido esposo, porque el ratoncito, nuestro fiel amigo, se ha ahogado. La
salchicha está llorando, la cancela se ha salido de sus goznes, el seto se ha
venido abajo, la urraca se ha atado las patas, el bosque se ha dejado caer a
tierra, el ciervo se ha arrancado los cuernos, la fuente se ha convertido en
barro, nuestra hija ha roto el cántaro en mil pedazos y yo he echado medio kilo
de sal en la masa del postre.
-¡Qué triste, querida
esposa! ¡Sin duda, sentiremos la falta de nuestro fiel amigo! Pero desesperar
no sirve para nada. Voy a construir un nuevo gallinero.
Y se fue al patio y
construyó un nuevo gallinero.
Cuando el campesino acabó
con su tarea, su mujer comenzó a preparar un nuevo postre, la hija fue a
buscar otro cántaro de agua, de la fuente volvió a manar agua limpia, volvieron
a crecer los cuernos del ciervo, en el bosque, en el sitio de los árboles
caídos, asomaron nuevos brotes, la urraca se desató las patas y voló a gran
altura sobre los campos, el seto se puso de pie para retomar su puesto, la
cancela volvió a sus goznes y la salchicha se enjugó las lágrimas.
Pero nadie olvidó jamás
al ratoncito, fiel amigo de todos.
Fuente: Gianni Rodari
144. anonimo (eslovaquia)
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