El tigre y el zorro eran enemigos.
Andaban tirandosé siempre. El tigre lo perseguía al zorro y el zorro li hacía
las escapadas y li hacía picardías a cada momento. El tigre se llamaba Ildefonso
y el zorro se llamaba Juan.
Es que un día andaba por cazar el
tigre. El zorro andaba cerquita. Es que el tigre 'taba junto ande tenían que
tomar agua los animales del campo.
Y por áhi dice el zorro, haciendosé
el chiquito, y de lejito no más para que no lo salte el tigre:
-Tío Ildefonso, áhi vienen las
vicuñitas,
vienen al agua. Yo le voy hacer que pille. Hagasé el muerto. Ya le voy hacer
pillar una.
-Bueno -que le dice el tigre y si
ha tirau al suelo.
Y que decía el zorro y cantaba:
Vicuñitas, vengan al agua que el
tigre si ha muerto. Chiqui, chiqui, chi. Vicuñitas vengan al agua que el tigre
si ha muerto. Chiqui, chiqui, chi.
Las vicuñitas creyeron y fueron al
agua. Habían estau en l' orillita. Cuando han acordau, ya lo cazó una. Áhi no
más lo mató. Y se puso a carniar y a comer. Y ha venido el zorro y se sentó a
mirar. Y nada, el tigre comía y comía y no le convidaba. Y al fin le dice,
despacito:
-Tío, tío Ildefonso, las tripitas
me saben gustar.
-Cintas pa tu tía -le dice el
tigre.
Y no le daba y seguía comiendo. Y el
zorro le volví a decir, muy humilde:
-Tío Ildefonso, la guatita
me sabe gustar.
-Manto pa tu tía -le dice el tigre.
-Tío Ildefonso, la bostita me sabe
gustar -le vuelve a decir el zorro.
-Yerba pa tu tía -le dice el tigre.
-Tío Ildefonso, la vejiga me sabe
gustar.
-Bueno, tomá -y se lo dio.
Bueno, después que se llenó, sacó
unos pedazos de carne y le dice:
-Ahora, llevale esto para tu tía.
Agarró y enterró la carne que le
sobró, el tigre, como hacen ellos. Y se puso a dormir.
El zorro había juntau un montón de
bumbulitos,
de esos que hacen ruido, y los había puesto en la vejiga, bu... bu... bu...
hacían. Y despacito se lo ató a la cola del tigre. Y es que le grita:
-Tío, tío, mire, tío Ildefonso,
dicen que viene un ejército, con todas las armas, viera usté. Tío, oiga el
ruido de las armas.
Y es que el tigre se despierta
asustado y oye el ruido, y dice:
-¡Ay! ¡Qué voy hacer ahora!
Y claro, el tigre había salido
disparando. Y que ya lejos dice:
-¡Ay!, ¡cada vez más cerca! ¡Me
vienen persiguiendo! ¡Me vienen persiguiendo! ¡Ay! ¡Ay! ¿Qué hago?
Y ya si había caído, cansado de
tanto disparar. Y se da vuelta y se mira la vejiga, y que dice:
-¡Ay!, ¡este bandido, ya mi ha
hecho una picardía! ¡Ya va a ver lo que le va a pasar!
María Adela Oviedo de Nieva, 68
años. Santa Rosa. Tinogasta. Catamarca, 1970.
Lugareña
rústica. Buena
narradora.
La narradora relata las aventuras
del tigre y el zorro como cuentos independientes y así los consignamos aquí.
Cuento 123. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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