Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

8-2-2015 a las 21:47:50 10.000 relatos y 10.000 recetas

10.001 relatos en tiocarlosproducciones

10.001 recetas en mundi-recetasdelabelasilvia

Translate

Mostrando entradas con la etiqueta 087. Tibet. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta 087. Tibet. Mostrar todas las entradas

viernes, 3 de agosto de 2012

El ratón y el elefante .087

Una vez, un ratón cayó en una tina de la que no lograba salir. Por más que chillaba lastimosamente, nadie lo oía. El pobrecito pensaba ya que aquella tina sería su tumba, pero un elefante lle­gó a pasar por allí y consiguió sacarlo con su trompa.
-Gracias, elefante. Me has salvado la vida. Sabré demostrar­te mi gratitud.
El elefante se echó a reír diciendo:
-¿Y cómo lo harás? No eres más que un ratoncito.
Un tiempo después, unos cazadores capturaron al elefante y lo amarraron con una cuerda para llevárselo a la mañana si­guiente. Era de noche, el elefante yacía tristemente en el suelo y, por más que se esforzase, no lograba desprenderse de la cuerda.
De repente, apareció el ratoncito y comenzó a roer la cuer­da. Y roe que te roe, antes de que amaneciese, el elefante estaba libre.
-¿Has visto, elefante? -dijo el ratón. He cumplido con mi palabra. Hasta un ratoncito puede a veces hacer lo que no pue­de hacer un elefante, por más fuerza que éste tenga.

087. anonimo (tibet)

El buen hombre y los ocho piojos


Había una vez un buen hombre que tenía siete piojos en la cabe­za. Los bichitos vivían allí, en paz y armonía. Cuando el buen hombre dormía, los piojos lo dejaban tranquilo y, cuando esta­ba despierto, lo incordiaban a más no poder. El buen hombre, por miedo a hacerles daño a sus piojos, no se rascaba nunca.
Un día fue a visitar a los siete bichitos el piojo de un perro.
-¿Cómo va la vida?
-Ah, nosotros estamos muy bien. Vivimos con un buen hom­bre. Cuando duerme no lo molestamos; cuando está despierto hacemos lo que se nos antoja y él ni siquiera se rasca, porque tie­ne miedo de hacernos daño.
-Si no os parece mal, me quedaré a vivir con vosotros. Y así los ocho piojos vivieron juntos.
Una noche, mientras el buen hombre dormía, el piojo del perro dijo:
-Tengo sed. Quiero picar a este buen hombre y beber un poco de su sangre.
-No lo hagas -le recomendaron los otros. El buen hombre se despertará y nos aplastará a todos. Espérate hasta mañana por la mañana.
Pero el piojo del perro no obedeció y picó al buen hombre. Él se despertó y montó en cólera:
-Piojos ingratos, ¿no os basta con que os deje picarme de día y ahora también me despertáis por la noche?
Dicho esto, se rascó la cabeza, encontró a sus siete piojos y los mató. Y el piojo del perro, con el que no contaba en absolu­to, pudo escabullirse.

087. anonimo (tibet)