Una vez un lobo devoró a
un cordero, pero se atragantó con un huesillo. Le hacía mucho daño y el lobo
comenzó a lamentarse tanto que daba pena. El lobo fue a ver a un médico para
que le sacase huesillo de la garganta. Pero el médico dijo:
-No hay nada que hacer:
el huesillo se ha encajado de tal modo que no es posible quitarlo. Vas a
morir...
El lobo se fue,
quejándose aún más. Después se encontró con una cigüeña:
-¿Qué te ocurre, lobo,
que te quejas tanto?
-Ay de mí, estoy al borde
de la muerte. ¡Tengo un huesillo en la garganta y el médico no me lo puede
quitar!
-Espera un poco -dijo la
cigüeña-. Déjame echar un vistazo.
Y metió su largo pico, y
después toda su cabeza, en la garganta del lobo. Meneó el pico de aquí para
allá y, al fin, logró extraer el hueso. El lobo respiró aliviado y se fue.
-Eh, tú, dime: ¿qué me
darás a cambio? -gritó tras él la cigüeña.
-¿A cambio? A cambio
nunca en la vida me comeré a una cigüeña -respondió el lobo.
Y así fue.
138. anonimo (tajikistan)
No hay comentarios:
Publicar un comentario