Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

8-2-2015 a las 21:47:50 10.000 relatos y 10.000 recetas

10.001 relatos en tiocarlosproducciones

10.001 recetas en mundi-recetasdelabelasilvia

Translate

miércoles, 4 de diciembre de 2013

El zorro y el tigre .117

El tío era el tigre y el zorro era el sobrino y el peón, el que lo acompañaba. Ilefonso se llamaba el tigre y Juan el zorro. Y bueno, él carneaba, comía, entraba a una piecita y comía él. Y el zorro siempre 'taba ajuera. De lo que carniaba, él nada más que la sangre que caía al suelo, eso no más, él tomaba. Y después toda la carne, adentro.
Y bueno... Él dice que andaba:
-Tío Ilefonso -le decía al tigre, tío Ilefonso deme algo.
No podía di hambre, claro, porque él no le daba de comer. Bueno, andaba y andaba él. Y por áhi dice que le dice:
-Tío tigre, ¿no sabe usté que viene un viento, un ciclón? Por qué no si agarra tío tigre del naranjo, porque nos va llevar el viento.
Con eso, le hizo crer, y si agarró, salió, y si agarró. Entonce el zorro entró a proceder con la carne que 'taba adentro, porque él andaba con hambre. Y sale con unas coyundas.
Bueno... y le dice:
-Tío tigre, lo voy a atar en el naranjo.
Y lo ata bien, cosa que no se desate para poder comer él.
Bueno... había una comadre del tigre ¿no? Había una comadre y dice que por áhi andaban y andaban y que le dice:
-Oiga, ¿qué le pasa compadre a usté?
-Pero ¿no sabe comadre que el Juancito me ató aquí? Venga desáteme a mí.
Bueno... Lu había desatau la comadre.
Y salió. Y fue a buscar a Juancito.
Y Juancito tenía su caballo que era un avestruz muy ligero. Bueno... Subió en su caballo y se fue. Y Ilefonso no lo podía conseguir. Y cómo lo iba a conseguir si tenía un caballo ligero.
Encargaba, todo, a los vecinos que se lo hagan pillar. Ni con los perros, ni con nada no lo alcanzaban. Era muy ligero, pu.
Y bueno, había una aguada. Entonce dice que él iba, quería arrimarse al agua, a tomar y decía:
-No.
Porque él era muy desconfiado, él. Así no más no lu iban a pillar. Bueno, dice que decía:
-Agüita, ¿te beberé?...
Nada.
Bueno...
-Agüita que no habla, no la bebo.
Daba la vuelta en su caballo y se iba. Porque él andaba disparando del tío Ilefonso. Porque el tío Ilefonso lo iba a pillar. Y entonce el tigre que 'taba escondido áhi, le dice:
-Bebeme.
Y áhi sale al galope en su caballo y dice:
-Agüita que habla no bebo yo.
Y el tío Ilefonso lo corrió, pero Juan 'taba muy lejos en su caballo.

Cristina Chávez, 80 años. Los Telares. Salavina. Santiago del Estero, 1970.

La narradora es la médica más famosa de la comarca. Heredó su ciencia intuitiva y tradicional de la madre. Sabía muchos cuentos, pero los ha olvidado.

Cuento 117. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


0.015.1 anonimo (argentina) - 030 

El zorro y el tigre .116

El zorro con el tigre eran amigos. El tigre lo mandaba al zorro a la represa:
-Traite los animales más gordos -para que él venga y cace.
Porque cuando él venia a la represa los animales no se arrimaban. Le tenían miedo. Bueno, el zorro 'taba áhi. En eso llega al agua una tamberita linda, dice, que era como pa partila con la uña, diz qui había síu.
-¡Tío! ¡Tío! Viene una como pa partila con la uña, tío.
Bueno... Viene el tigre. Qué apenas se agachó la ternera a tomar agua, ya le pegó el zarpazo. Y la voltió. Ya la descogotó y ya lo metió pal monte también, ¿no? Bué...
Va y carnia allá. Y va y queda el zorro, mirando. Como él era baquiano pa carniá. El zorro no sabía, po, animal grande, no es como el chico, que el zorro caza el cabrito, caza la gallina. Bueno... Entonce le dice (él comía lo mejor, los asados mejor del pecho, que le sacaba, y el zorro daba vueltas):
Tío, ¿que no me va a dar nada a mí? ¿Pórque no me da siquiera el largo 'e la panza?
Porque tiene una tripa larga, la panza, ¿no?
-Y me tiene que dar, tío. Yo me seco estando en la represa pa que usté coma y ahora no me va industriar nada.
-No. Te va hacer mal. No es bueno que comás vos. Bué...
-No tío. Deme el largo 'e la panza.
-No. Ése es pa bombilla pa tu tía.
Porque el tigre era casado.
-Ése es pa bombilla pa tu tía.
-Y bueno, siquiera la bostita.
-No, ése es pa yerba pa tu tía.
Así que ni la bosta no li había dado.
Come bien y se echa a dormir. Y le ordena, po, que se quede ahí. Cuando sienta algún ruido que viene la comisión.
-Vos me vas hablar.
-Ya le voy hablar -le dice el zorro.
Saca la vejiga, la sopla bien y le empieza a juntar los moscos que andan ahí, y la ata. La llena a la vejiga, ¿no?, de moscos. ¡Uh!, ¡uh!, ¡uh!, ¡uh! -que decía.
Li había atau bien en la cola, la vejiga.
-¡Tío! ¡Tío! Viene la comisión.
Y había salíu el tigre con la vejiga atada a la cola. Y disparaba por medio de esos montes haciendo pedazo los palos.
Bueno...
Y el zorro áhi había aprovechau. Había comíu y si había ido pa la tía. A la madrugada, después llega allá en la tía.
-¿Quí andás haciendo?
-¡Buen día, tía!
-¿Qui andás haciendo?
-Mi tío me ha mandau pa que duerma con usté.
Bueno, entonces:
-Pero, no puede ser, hijo -dice. Cómo voy a crer que te va a mandar a eso. No puede ser, no puede ser.
-Sí, cómo no.
-Bueno, no, no, no.
-¿Ni aunque sea del lau de los pies, tía?
-Bueno. Acostate, muchacho.
-Bueno, dejemé, po, tocar siquiera la rodilla.
-¡Ay!, ¡qué muchacho atrevido! -que le dice. ¡Cómo te voy a dejar tocar la rodilla! ¡Si sabe tu tío!
-No va saber, po, yo no le vuá avisar.
Y bueno, lo deja tocá la rodilla. Y después ya le quería tocá allá.
Bueno...
-No, no, no...
Bueno, ya venía el día, así que se levanta el zorro y se manda a mudar.
Y llega el tigre.
-¡Buen día! -dice.
-¡Buen día!
-¿No ha veníu Juan por acá?
-¡Como no, si acá ha 'tau!
-Y para ande ha ido.
-Ya si ha ido. Vos lu habías mandau que duerma conmigo.
-¡La gran puta, carajo! -dice. ¡Cómo voy a crer eso que duerma con la tía!... Pero, no se me va escapar. No se me va a escapar ni aunque siá como siá, pero en mis manos va a morir.
Bueno... Éste ya era canchero.
A campiarlo se va el tigre.
Entonce, va y los ha pillau a los zorros y los ha atajau. Y los hacía que guanien, a ver si era carne lo que habían comíu, ¿no? Nada. Habían comíu tuscas. Algarroba de tusca comen los zorros. Y como no habían comido carne, los largaba.
Y va, lu halla a uno dormido bajo di un árbol, bajo di un churqui. Y entonce agarra un palito y le mete en la nariz, en el hocico.
Y él estaba:
-Estos mosquitos, carajo, no me dejan dormir, sobre que anoche li hi tocau la rodilla a mi tía.
Bué... Entonces el tigre le pega el zarpazo ¿no? Y se le va del medio 'e las manos. Sale y se le escapa y se va. Y el otro lo persigue todo el día, y no lu ha podiu villar. Y bueno, entonce, ya viendo que no lu iba a pillar, va pa la casa. Y le dice a la mujer:
-Mirá, me ha hecho burla ese bandido -dice- y no lu hi podido pillar. Pero no se me va escapar. Ahora me voy hacer el muerto y vos vas a mandar hacer el cajón y me vas a poner, y vas hacer avisar a la madre del zorro, que he muerto, que venga. Áhi lo vuá pillar.
Va el chasque a la casa de Juan.
-¿Está don Juan? -dice.
-No está, hijo -dice.
-Y pa dónde ha ido.
-Ha ido a buscá carne -dice- para que cocinemos -dice la madre.
-Bueno, ¿lo va a esperar?
-No -dice, no lo vuá esperar. Yo me voy porque tengo apuro. Les ha hecho avisar mi tía -dice- que ha muerto mi tío, el tío de ustedes, que vayan al velorio.
-Bueno, deciles que sí vamos a ir, hijo. Deciles así -dice ella.
Ya se fue el chasque que vino. Llega Juan y le avisa:
-Vos sabes, hijo, ¿que ha muerto tu tío? Vamos a tener que í, que nos ha mandau avisá.
Se apura y viene y cocina la gallina que ya había venido sobando Juan. Comen. Esperan la oración y ensilla el caballo y la alza a la madre en las ancas y la lleva.
Llegan allá. Poniéndose el poncho al hombro, Juan. Llegan allá.
-¡Buena noche!
-¡Buena noche!
Dentran.
-¡Hola, tía! ¿Cómo le va? Siento mucho -dice- la muerte de su marido -le dice él, ¿no? dice Juan. Yo no creo que mi tío ha muerto. Yo voy a crer si se pé.
Y él, como 'taba oyendo, se raja un pedo el tigre, ¿no?
-Si estuviera muerto no se va per.
Bueno...
-Hasta mañana, tía -dice.
Él había alzau su poncho y la había alzau a la madre y se fue. Así que no pudo hacer nada el tigre.
El zorro es muy vivo. No le va hacer nada así no más. Y no lo pudo pillar no más, y quedó con la bandera el zorro que había dormíu con la tía.
Ése es el cuento del tigre y el zorro.

Rita Vera de Barrionuevo, 91 años. Santiago del Estero, 1970.

Gran narradora. Conserva una admirable lucidez mental a pesar de su edad.

Oyó muchas veces este cuento en el Norte de la provincia, en la región de Copos.

Cuento 116. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

0.015.1 anonimo (argentina) - 030 


El zorro y el tigre .107

Que don Juan el zorro ha andado disparando de su tío tigre. El tigre había jurado que ande lo encontrara lo iba a matar.
Que el zorro andaba un día en el monte con mucho hambre y se encontró un cuero. Lo puso a remojar. Cuando ha estado el cuero bien remojado se ha puesto a cortar lonjas.
En eso ha llegado el tigre y no li ha dado tiempo de disparar al zorro. Áhi el zorro disimulando el susto le ha dicho:
-¡Qué suerte tío que lo encuentro! ¡No sabe cómo estaba de preocupado porque no lo encontraba a usté!
-¿Por qué me decís eso, Juan? -contestó el tigre con curiosidá por lo que pasaba.
-Porque ya todos saben que va a venir un viento muy juerte que va arrancar todos los árboles del monte y que sólo se van a salvar los que sean gruesos como éste. Por eso m'hi puesto a hacer lonja con este cuero para atarme en este tronco. Pero, como yo lo quiero tanto, le puedo ceder el puesto, y atarlo a usté, y yo puedo buscar alguna cueva para meterme y salvarme.
El tigre se ha asustado en serio y se ha creído lo que le decía Juan. Se ha olvidado también que lo andaba persiguiendo a Juan por pícaro y le ha dicho:
-Atame, Juan, atame en ese tronco lo más juerte que podás y vos buscate una cueva. Sos chico, vas a caber en cualquier parte.
El zorro inmediatamente ha empezado a atarlo con toda su juerza. Cuando estuvo bien, bien amarrado, agarró un palo y le pegó unos güenos garrotazos, y lo dejó al tigre aporriado y furioso con la mala jugada del zorro.

Dorila de Córdoba, 53 años. Libertador General San Martín. Ledesma, Jujuy, 1953.

Maestra de escuela. Buena narradora.

Ledesma: Región de ingenios azucareros.

Cuento 107. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

0.015.1 anonimo (argentina) - 030 

El zorro y el tigre .106

El zorro era sobrino del tigre.
El Juan se portó siempre mal con el tío, porque se atrevió a dentrar a la casa de su tío para abusarse de muchas cosas. Se abusó de la tía, con engaño, y eso no le perdonaba el tío. El tío le daba castigos, pero el sobrino se burlaba siempre del tío.
Entonce el tigre se puso escondido cerca de un pozo que tenía que venir a beber el zorro. Ha llegado el zorro, el Juan, si ha asomado al pozo, y ha dicho:
-Agüita, si me hablaras te bebiera.
Y el tigre ha contestado como si juera l'agua.
-¡Bebeme! ¡Bebeme!
Entonce Juan ha dicho, porque si ha dado cuenta que era el tigre:
-Agua que habla no se lo bebe -y se disparó.
Entonce, el tío, de ver que no bebió l'agua, salió de áhi y se jue a su casa. Y se dio por muerto. Y avisaron a todos que el tigre si había muerto y que había que ir al velorio. Y llegó el sobrino Juan. Al verlo al tío que 'taba muerto, con las velas prendidas, lloró. Si hacía que lloraba pero 'taba en la puerta, no dentraba y decía:
-¡Ay, tío! ¡Ay, tío! ¡Pórque ti has muerto, siendo tan bueno para mí! ¡Ay, tío, si me hablaras te velara!
Y entonce el muerto ha hablado.
Y entonce el sobrino contestó:
-Finado que habla no se lo vela -y salió disparando.
El tigre lo andaba buscando siempre al zorro para matarlo.
Entonce, un día, el Juan se durmió en una peña. El tigre lo encontró dormido. Ante de matarlo, el tío agarró una pajita y empezó a hurgarle la nariz. Entonce él, en su sueño, empezó a decir:
-¡Mosquitos, dejen de joder porque no dormí anoche por estar con la tía tigra!
Entonce despertó el Juan y lo vio al tío y salió inmediatamente a la furia.
Entonce el tío montó su caballo y lo corrió al sobrino, y lo echó lazo al Juan. Entonce el Juan corrió por atrás del tío, enlazado. Y se apuró a embromarlo al tío. Y vio un monte que 'taba cerca y lu echó el lazo al monte, y él se quedó. Y entonce el tío fue arrastrando el monte. Al llegar a su casa, le dijo a su señora:
-Ya lo traigo al bandido que me ha hecho tanto mal.
Y su señora le dice:
-No lo traes. Traes un monte, menos a Juan.
Y en eso, Juan si ha ido a tierras muy lejas y nu ha vuelto más a la casa del tío.

Hilario Coria, 30 años. Abra Pampa. Jujuy, 1968.

Nativo del lugar. Colla. Trabaja en diversas tareas de peón. Ha sido también minero. Aprendió el cuento de Robustiano Lamas, que, cerca de Mina Pirquita, lo contaba en círculo de mineros. Ha cursado los grados de la escuela primaria del lugar.

Cuento 106. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

0.015.1 anonimo (argentina) - 030 

El zorro y el tigre .103

Una vez se 'bían topao en un camino el tigre con su sobrino el zorro. Se 'bían saludao y áhi no más le 'bía propuesto el tigre al zorro que vaya arriar una manada 'i cabalgares, que los eche por el mesmo camino pa él esconderse y poder cazar el mejor potro.
Se jue el zorro y el tigre se trepó en un árbol en la orillita del camino. Vino la tropilla y cuando pasó el mejor potro brincó el tigre y lo cazó. Luego se puso a comer, pero no le quería convidar al zorro. Tanto pedirle, le dio la vejiga 'el potro. El zorro infló la vejiga y la llenó de moscas. En eso el tigre se 'bía llenao y se 'bía tirao a dormir, diciendolé que lo cuide. Cuando se durmió el tigre, el zorro le ató la vejiga llena 'i moscas en la cola y se subió a un árbol. Entonce el zorro se puso a gritar:
-¡Vienen los camperos!
Se dispertó el tigre y el zorro decía:
-Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis camperos y un perro yuto.
Asustao el tigre se enderezó y salió huyendo, y como las moscas zumbaban dentro la vejiga, más huyía el tigre.
El zorro quedó solito y aprovechó. Comió hasta que se llenó. Entonce agarró un costillar y se jue a la casa del tigre. Le dijo a la tigra que el tío 'bía dicho que ase la carne, que coman y después duerman juntos. La tigra no quería, pero como mandaba el tigre lo ha hecho.
Al alba, el zorro si ha disparau y si ha echau a dormí en un simbolar.
El tigre ha disparau hasta qui una rama li ha roto la vejiga. Cuando se dio cuenta el tigre se paró y se volvió. Corto güella y llegó a la casa. Cuando llegó lu ha contau la tigra la picardía del zorro y ha salíu a buscarlo. Y lu encontró durmiendo en un simbolar. Antes de matarlo ha cortau una pajita y li ha hincau la oreja. Y ha dicho el zorro:
-¡Qué mosquitos fastidiosos! No me dejan dormir, después qui hi dormíu con mi tía tigra, tengo mucho sueño.
El tigre lo ha hincau más juerte. Si ha despertau y lo ha visto al tigre y ha salíu huyendo. El tigre lu ha corríu, pero el zorro si ha metíu en un vizcachero. Áhi lu alcanzó el tigre y lo pilló de la cola. Y áhi le grita el zorro:
-¡Tire, tío tigre que es una ráiz la qui agarrau!
Se ha creido el tigre y lu ha largau. Y el zorro li ha dicho:
-'Bía síu zonzo, mi tío, era mi cola.
El tigre 'taba furioso. Y ve que viene un cuervo y lo llama:
Vení, quedate en la puerta 'i la cueva. Cuidame este preso, que vuá buscar una pala pa sacarlo.
Áhi 'taba el cuervo, pero el zorro si ha ido allegando despacito y lo conversaba al cuervo. Al fin li ha dicho que ya que iba a morir que jueguen a ver quién abre más los ojos. El cuervo le ha creido, y cuando ha abierto los ojos, el zorro li ha zampau un puñau de tierra. Lu ha dejau ciego, y si ha disparau. El cuervo, cuando ha podíu si ha volau de miedo al tigre.
El tigre ha llegau y si ha dau cuenta de la picardía del zorro. Más enojau lu ha seguíu persiguiendoló.

Tomás Soto, 60 años. Malvalay. Anta. Salta, 1952.

Campesino originario de la región. Buen narrador.

Cuento 103. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

0.015.1 anonimo (argentina) - 030 

El zorro y el tigre .102

Diz que era sobrino el zorro del tigre. El zorro li ayudaba a carniar al tigre. El tío era muy mezquino. El zorro le tenía que hacer picardías al tigre pa poder conseguir algunas carnecitas.
Diz que puái han andau buscando presa el tigre y el zorro.
Han llegau a una aguada ande tenían que ir los animales a tomar agua. Han ido a hacer carne. Diz que li ha dicho el tigre al zorro que se suba a unas peñas que había áhi y que ha de aguaitar los animales que vengan y que le ha de decir cómo son. El tigre ha querío elegir presa. Y que él ha quedau abajo, escondíu.
Diz que ha subíu el zorro y ha estau aguaitando. Cuando han llegau unas ovejas ha gritau:
-¡Tío, vienen unas ovejas gordas!
-Dejalas pasar, las ovejas tienen carne con lana -ha dicho el tigre.
Al rato ha vuelto a gritar el zorro:
-¡Tío, vienen unas cabras gordas!
-Dejalas pasar, las cabras tienen carne con pelo -ha dicho el tigre.
Al rato ha vuelto a gritar el zorro:
-¡Tío, vienen unas vacas gordas!
-Dejalas pasar, las vacas tienen carne con astas -ha dicho el tigre.
Al rato ha vuelto a gritar el zorro:
-¡Tío, tío, 'tán llegando unas tamberitas gordas!
-¿'Tán gordas? -ha dicho el tigre.
-¡'Tán harto! -ha dicho el zorro.
Áhi no más el tigre ha ido despacito, ha muerto una. Sin decirle nada al zorro la ha desollau y si ha puesto a comer. Al rato ha bajau el zorro y cuando lu ha visto li ha dicho:
-¿No me convida, tío?
-No, es poco pa mí -ha dicho el tigre.
-Tío, siquiera la tripita, deme.
-No, la tripita es pa bombilla pal mate de tu tía tigra.
-¡Deme la pancita, po, tío!
-No, la pancita es pa mate de tu tía tigra.
-Deme siquiera el pusno.
-No, ese guanito es pa yerba del mate de tu tía tigra.
-Deme, entonce, la vejiga.
-No, la vejiga es pa talega de tu tía tigra.
El tigre ha comíu hasta que no ha podíu más y al zorro lu ha dejau sin darle nada. Entonce se ha echau a dormir y lu ha mandau al zorro que cuide la presa:
-Ve, sobrino, yo voy a dormir -le dice el tigre- y vos ponete de guardia, no sé que anden los cajchis y me recuerden.
Entonce el tigre si ha puesto a dormir. Y el zorro li había robau la vejiga y la había soplau. Y la ha llenau de moscardones. Y muy despacito la había atau con una cuerda en la cola del tigre. Y que le ha dicho al tigre:
-Tío, tío, áhi viene un puestero con muchos perros, recuerdesé.
Y se recuerda el tigre y mueve la cola y ha oyíu la bullanga de los moscardones que 'staban en la vejiga y había salíu huyendo. Paraba un trecho, y escuchaba, y volvía a oyir la bulla y volvía a salir huyendo otra vez. Si había disparau hasta que había cáido de cansau.
Entonces el zorro ha comíu lo que ha queríu, y se ha ido tranquilo.
Güeno, entonce cuando ha cáido, si ha dau cuenta el tigre de lo que li ha hecho el zorro y ha dicho:
-Agora me lo va a pagar el zorro -y lu ha salido a buscar.
El tigre no lo podía encontrar al zorro pa matarlo. Entonce alcanzó a ver una laguna grande. Ahi si ha puesto de guardia el tigre y dice:
-Aquí hái cair un día el zorro, al agua.
Y áhi ha veníu el zorro. Andaba con sé. Y ya venía hasta cerquita y lo vía al tío y no se llegaba de miedo. Y entonce el zorro ha intentau engañar al tío. Ha sacau una lachiguana y si había revolcau bien en la miel y si ha revolcau en l'hojarasca, y en toda clase de yuyo. Había hojas de toda clase en el suelo y así si ha tapau el pelo. Lo que se le pegaban las hojas y los yuyos no se sabía de qué clase de bicho era. Y entonce baja el zorro al agua. Y lo veía el tigre y no sabía qué bicho era ése. No lo conocía y entonce le dice:
-¿Quién sois vos?
-Yo soy Juan Hojarada del Monte -le ha contestau el zorro.
-Juan Hojarada del Monte... No lo conozco -ha dicho el tigre.
Así que si ha upilau di agua y ha salíu tranquilo el zorro.
Y el tigre lo siguió persiguiendo. Lu había encontrau de sospresa una vez, en el camino. Entonce que le dice:
-¡Ay, Juan, conque habías andau por acá! -y lo había sacau hurgando.
Y lo había corría el tigre y lo llevaba ya te pillo y no te pillo. Y por áhi se ha metíu el zorro en una cueva. Y áhi ha veníu el tigre y lu ha agarrau de la cola.
-¡Bah! -que dice el zorro, mi tío ha agarrau una raíz por agarrarme de la cola.
Y el tigre ha creido lo que le decía el zorro y lo ha largau. Y áhi ha 'stau mucho tiempo. Y di áhi que dice:
-¿Cómo voy a hacer? Voy a buscar un centinela.
Y había 'stau una lechuza áhi y un carancho y que los llama y les dice:
-Chey, me van hacer la guardia a Juan, que si ha metíu áhi. No lo van a dejar salir, si no yo los guá comer a los dos -y él si ha ido a comer algo por áhi.
Y entonce áhi 'taban en la puerta 'i la cueva, di un lau el carancho y del otro lau la lechuza.
Y es que ha salíu el zorro a la puerta y es que les ha dicho:
-¿Qué hacen ustedes aquí?
-No vas a salir, Juan -que le dice el carancho.
-Chey, Cheverría, ¿pórque no cantáis? -que le dice al carancho. Cantá, chey, vos que cantáis tan lindo. Chey, si cantáis te guá dar un pedazo 'i charqui.
-Güeno -que le dice el carancho-, voy a cantar.
Entonces qui ha cantau el carancho:
-¡Quintín! ¡Quintín Castro!
Y áhi li ha zampau el zorro un puñau de tierra, y li ha tapau los ojos y la boca, y ha salíu huyendo. Y si ha perdíu en el monte.
Y como han podíu si han ido la lechuza y el carancho de miedo del tigre.
Y ha veníu el tigre y al ver lo que ha pasau, ha dicho:
-Ya si han dejau joder con el zorro, éstos, y si han ido.
Y andando por áhi lu encuentra el zorro al tigre durmiendo debajo di una sombra, y le dice:
-¡Si aquí ha 'stau mi tío tigre!
Y el tigre que si ha hecho el muerto.
-¡Pobre mi tío, ha 'stau muerto! Si se solfia, es cierto que 'stá muerto, si no se solfia 'stá vivo.
Y dice que el tigre si ha solfiau y que ha dicho el zorro:
-¡Ah, tigre que se solfia 'stá vivo! -y ha salíu huyendo.
Y así el tigre no lu ha podido matar al zorro.

Bernardino Zoto, 52 años. Las Víboras. Anta. Salta, 1952.

El narrador es hachero del Obraje Las Hacheras, próximo a Las Víboras, caserío disperso en la selva subtropical del este de Salta. Tiene grandes condiciones para la narración.
Obraje, «paraje donde se explota un bosque».

Cuento 102. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

0.015.1 anonimo (argentina) - 030 

El zorro y el quirquincho y el robo del maíz tostado .10

Que había una señora muy pobre que salía a trabajar todos los días y traía algo para los hijos. Que traía todo lo que conseguía de comida en una tipa. La tipa la ponía siempre en la cabeza y se dirigía a su casa. Siempre iba por el mismo camino y pasaba cercos y todo.
Entonce, un día, el quirquincho, de pícaro, si ha hecho el muerto a ver si lu alzaba la señora y lo ponía en la tipa para aprovecharse de lo que había en la tipa. Entonce la señora lo vio al quirquincho y lo levantó y como es tan rico para comerlo, se lo ha puesto en la tipa.
Bueno -dice-, éste lo llevo para comer.
Y se lo ha puesto en la tipa y después ha seguido el camino. Y el quirquincho se comió todo el maíz tostado. Y por ahí ha aprovechado el momento de pasar un cerco y ha saltado de la tipa. La señora no se ha dado cuenta.
Cuando la señora llega a la casa ha bajado la tipa, contenta, que tenía el quirquincho y que tenía el maíz tostado, y no tenía ni el quirquincho ni nada, y la tipa vacía.
El quirquincho li había contau al zorro cómo hacía para comer. Y bueno, el zorro ha querido hacer lo mismo. Al otro día, cuando la señora ha ido a pasar de nuevo con la tipa, también con maíz tostado que llevaba para la casa, el zorro si ha tirau como muerto en el camino. Entonce lo ve la señora y ha dicho:
-¡Ya vas a ver, pícaro! Vos querís hacer como el quirquincho.
Y áhi no más lo sacó a garrotazos y no se lo vio más al zorro.

Juana Rueda, 52 años. Fuerte Quemado. Santa María. Catamarca, 1968.

Campesina, Pertenece a las familias más antiguas del lugar. Ha cursado todos los grados de la escuela primaria.

Cuento 10. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

0.015.1 anonimo (argentina) - 030