Había una vez un gallito
y una gallina. El gallito se llamaba Quiquiriquí y la gallina, Cococó. La
gallina puso un huevo de oro del que salió un polluelo de oro, al que llamaron
Piopío. Pero un mal día llegó allí un halcón y se llevó consigo a la pequeña Cococó,
por lo que el polluelo de oro se quedó sin mamá. El gallo, entonces, llevó a su
casa a otra gallina que se llamaba Coquirene. La gallina Coquirene puso un
huevo negro del que salió un polluelo negro.
-Debemos dar a este
polluelo un nombre largo y hermoso -dijo Coquirene-. Cuanto más largo y hermoso
sea su nombre, más larga y hermosa será su vida.
Así que el polluelo negro
recibió un nombre larguísimo: Pollitinonegro-negritopipipi-plumosino-azuladino.
Los dos polluelos
crecieron juntos. El de oro debía trabajar siempre, pero al negro nadie le
ordenaba nunca nada. Para no tener que pronunciar un nombre tan largo como
aquél, todos preferían acudir a Piopío:
-¡Piopío, ve a traerme un
poco de agua!
-¡Piopío, anda a ver si
encuentras una lombriz!
-¡Piopío, a ver si
encuentras un gusano!
Y, mientras tanto, el
polluelo negro del nombre largo se ibaa tom ar sol sin hacer nada.
Pero un día se introdujo
en la era un zorro y raptó al pobre Piopío. Quiquiriquí vio lo que ocurría y
gritó:
-¡Un zorro nos ha robado
a Piopío!
El perro, el cerdo y la
cabra, al oír el grito del gallo, se precipitaron tras el zorro, que se
asustó, dejó caer enseguida al polluelo de oro y se escapó.
Al día siguiente, el
zorro volvió de nuevo y esta vez raptó al polluelo negro. Coquirene vio lo que
ocurría y gritó:
-Un zorro ha robado a
Pollitinonegro-negritopipipi-plumosino-azuladino.
Pero cuando acabó de
decir su nombre, el zorro ya estaba lejos y se había comido al pobre polluelo.
Y así, justamente por culpa de su largo nombre, el polluelo negro, pobrecito,
tuvo una vida muy breve.
Fuente: Gianni Rodari
146. anonimo (lituania)
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