Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

8-2-2015 a las 21:47:50 10.000 relatos y 10.000 recetas

10.001 relatos en tiocarlosproducciones

10.001 recetas en mundi-recetasdelabelasilvia

Translate

sábado, 4 de agosto de 2012

Otras Historias De Encantamientos

Siempre con la conjura que es necesario superar, como motivo central, conserva la tradición menorquina una consi­derable colección de relatos. Un anciano venerable o una mis­teriosa y, en cierto modo, atractiva mujer, sorprenden la ino­cencia de un pobre pastor, apareciéndosele insospechada­mente en el bosque.
En ningún caso pretenden asustarle sino que, obsequio­sos, le ayudan en sus trabajos o le ofrecen regalos de valor: un peine de oro, un puñado de monedas... Así un día y otro, hasta lograr ganarse su confianza.
Por fin llega la prueba definitiva. De la elección del pas­tor depen-derá el resultado final. La dama encantada se apa­rece, en esta ocasión, extra-ordinariamente hermosa y, sin mostrarse remisa en sus insinuaciones, ofrece al zagal un re­galo aún mejor que los de días anteriores y le pregunta: «¿Prefieres esto o me prefieres a mí?»
La respuesta del pastor es de una lógica aplastante. ¿Qué diablos iba a hacer él con aquella deslumbrante mujer? Alar­ga la mano, toma el obsequio y sigue caminando tras su rebaño.
La dama, contrariada, refunfuña cuatro imprecaciones y desapa-rece, esta vez para siempre. Ha perdido su oportuni­dad de ser desencantada. La ha desaprovechado, mejor dicho.
Evidentemente, cuando el aparecido no era una dama sino un renqueante vejete, la proposición no era la misma. Tras unos cuantos ensayos, el anciano anunciaba al emboba­do pastor que, en una próxima ocasión, iba a aparecérsele en forma de monstruo espeluznante. Por más espantosa que le pareciera la visión, no debía asustarse, sino aguantar sin des­mayo, la amenazadora proximidad del encanto.
Las fuerzas flaqueaban siempre en última instancia y el pastor, como el buscador de tesoros de Santa Águeda, salía a la carrera perdiendo la oportunidad de convertirse en un hombre rico y dejando a su oponente más encantado que nunca.
Sin embargo, un desencantamiento que no tenía nada que ver con los anteriores se produjo en una ocasión en Menorca.
Cuentan que fue en el predio de Rumá Vell donde las hor­migas, convertidas en auténtica plaga, no sólo hacían incó­modo el trabajo en la era, sino que la vaciaban, devorando el grano o llevándolo a sus hormigueros. En Rumá desistieron al fin y abandonaron la era. Allí evidentemente había algún encantamiento y era inútil oponérsele.
Un día, al encontrarse frente a Cala Pregonda una nave que pasaba bordeando la costa, alguien comentó a bordo el problema de aquella era encantada. Un santo varón -un arzobispo, dicen algunos- que iba como pasajero, bendijo desde la cubierta el lejano lugar y anuló la maldición.
En Rumá afirmaban algunos que nunca más volvieron a ver hormigas. Otros decían que sí, hormigas sí había, pero, guiadas por un extraño instinto, jamás tocaron un grano de trigo. Cargaban con todas las semillas extrañas, las llevaban a sus hormigueros y colaboraban así con los campesinos.
Como si quisieran expiar los trastornos causados...

Fuente: Gabriel Sabrafin

092. anonimo (balear-menorca)

No hay comentarios:

Publicar un comentario