Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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sábado, 4 de agosto de 2012

El irlandés embustero

En el Lejano Oriente vivía un rey que tenía una sola hija. Cuan­do ella creció y ya era una joven casadera, el rey proclamó que concedería su mano a la persona que lo impulsase a decir tres ve­ces seguidas: «¡Eso es mentira, mentira, mentira!».
La noticia de la proclama se difundió por el mundo y llegó también a Irlanda, donde vivían, en aquel entonces, una humil­de viuda y su hijo, que era un famoso embustero. Una noche, el muchacho volvió a casa y dijo:
-Me sorprendería si no fuese capaz de conquistar a la hija del rey. Déme su bendición, madre, que mañana mismo salgo de viaje.
A la mañana siguiente, el irlandés embustero emprendió su aventura. Viajó varios días y, al fin, llegó al palacio del rey. En la puerta lo detuvieron dos guardianes:
-¡Eh, tú! ¿Adónde vas, pequeño irlandés?
-Voy a ver a vuestro rey para casarme con su hija -respon­dió el embustero.
Los guardianes lo guiaron enseguida a presencia del rey. Éste lo condujo a un enorme prado, donde pastaban sus manadas y sus rebaños, y le preguntó:
-¿Qué piensas de mi ganado?
-¿Qué pienso, Majestad? Éstos no son rebaños, ni ganado, ni nada. ¡Deberíais ver el ganado de mi madre! -exclamó el ir­landés embustero.
-¿Y qué tiene de especial? -preguntó el rey de Oriente.
-¿Que qué tiene de especial? Hay tantas vacas que el suero de su leche basta para hacer girar setecientas setenta y siete rue­das de molino.
-Hum, hum -gruñó el rey de Oriente, y llevó al embustero a un enorme campo donde crecían coles.
-¿Qué piensas de mis coles? -preguntó.
-¿Que qué pienso, Majestad? Que éstas no son coles sino, a lo sumo, unos pobres brotes. ¡Deberíais ver las coles que cultiva mi madre! -exclamó el irlandés embustero.
-¿Y qué tienen de especial? -preguntó el rey de Oriente.
-¿Que qué tienen de especial, Majestad? Son tan grandes que una vez, bajo una hoja de aquellas coles, fue posible celebrar un banquete de bodas. Incluso, como estaba lloviendo, los invi­tados se bañaban en el patio.
-Hum, hum -farfulló el rey de Oriente, y condujo al embus­tero a un huerto muy extenso donde crecían habas.
-Dime ahora qué piensas de mis habas -preguntó.
-¿Que qué pienso, Majestad? Pero ¿éstas son habas? ¡No son habas ni nada! ¡Deberíais ver las habas del huerto de mi ma­dre! -exclamó el irlandés embustero.
-¿Qué tienen de especial? -preguntó el rey de Oriente.
-¿Que qué tienen de especial, Majestad? Son plantas tan al­tas que la más insignificante de ellas llega a las nubes. Una vez, cuando ya las legumbres estaban maduras, fui con un saco a re­coger las habas de una planta. Trepé de hoja en hoja, recogién­dolas y echándolas en el saco. Cuando éste estuvo lleno, lo tiré al suelo y seguí subiendo, hasta que llegué a la altura de las nu­bes. Allí vi una casa y en un muro había una pulga. Como nece­sitaba una nueva bolsa, la maté y la despellejé: su piel daba para nueve bolsas. Cuando comencé a bajar, las hojas ya estaban se­cas y se rompieron bajo mis pies. De repente se hizo pedazos todo el tallo de la planta. Me caí y me precipité en un gran ba­rranco. Como había quedado atrapado entre dos rocas y no con­seguía liberarme, saqué mi navaja del bolsillo, me corté la cabe­za y la mandé a casa para informar a mis familiares de lo que me había ocurrido. En el camino, mi cabeza se encontró con un zorro y el muy bribón se la metió en la boca. Esto me fastidió bas­tante. Pero reaccioné enseguida, corrí en pos del zorro y, cuando lo alcancé, le corté un pedazo de cola con la navaja. ¡Y en la cola estaba escrito que vuestro padre había sido siervo de mi padre!
-¡Eso es mentira, mentira, mentira! -aulló el rey enfurecido.
-Lo sé, Majestad -respondió el irlandés embustero. Pero vos me habéis incitado a decirla. Ahora, como castigo, debéis darme a vuestra hija por esposa.
Y así fue como el pobre irlandés obtuvo la mano de la hija del rey de Oriente. Se preparó un espléndido festín, que duró todo un año, y el último día fue tan alegre y bullicioso como el primero.

124. anonimo (irlanda)

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