Un joven príncipe bueno y apuesto,
se enamoró de la bonita hija de un herrero y como sabía que sus padres no
consentirían su matrimonio, se casó en secreto con la muchacha.
Y eran muy felices, a pesar de las
frecuentes ausencias del príncipe, que no podía permanecer mucho tiempo alejado
de palacio.
Pero la reina sospechó que su hijo
tenía un secreto. Ella era una ogra y engullía todo cuanto se le presentaba. El
rey se había casado con la ogra porque tenía una inmensa fortuna y su reino
estaba en la miseria.
Pero la reina no dejaba de ser ogra
y aunque el príncipe la amaba, también la temía.
Por eso no le dijo que su esposa,
hija del herrero, había tenido una hijita a la que pusiera por nombre, Aurora.
Y también calló el nacimiento de su segundo hijito, a quien llamaron Día.
Un día, el anciano rey murió y el
joven príncipe, viéndose dueño y señor de todo el reino, decidió dar a conocer
su secreto. Así que se presentó en la corte acompañado de su bella esposa y de
sus dos hijos Aurora y Día.
999. Anonimo,
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