Un pato muy orgulloso salió del
agua y empezó a gritar:
-¡Amigos todos, oídme! ¿Os habéis
dado cuenta de que nadie es más listo que yo? Puedo volar, caminar, nadar,
cantar... Ninguno de vosotros es capaz de imitarme.
Alguien se atrevió a reírse y su
risa se escuchó burlona. Había sido la serpiente, que dijo desdeñosa:
-¿Qué estas diciendo, vanidoso?
Cuando andas, pareces borracho; y si vuelas, te cansas al momento. Sabes nadar,
desde luego, pero mucho peor que la trucha.
-Oiga... oiga... -protestó el señor
pato.
-Debe usted, saber amigo -prosiguió
la serpiente, que lo importante en este mundo no es hacer de todo y entender
de todo un poco, sino entender bien aunque sea una sola cosa y... hacerla bien.
Los demás animales asintieron y el
pato, avergonzado, bajó la cabeza.
-La serpiente tiene razón -dijeron
todos.
999. Anonimo
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