Iba de caza un apuesto príncipe por
las montañas de Birmania, cuando divisó un hermosísimo pájaro de doradas alas.
Fascinado se fue internando por parajes peligrosos. De repente, se le apareció
un viejo ermitaño que le dijo:
-Ten cuidado. Esta colina está
habitada por una bruja que envía al pájaro dorado para atraer a los caminantes.
Si te encuentra, te convertirá en estatua de mármol, como a los demás.
El príncipe dejó de perseguir al
pájaro y trepó a la colina por el lado opuesto y descubrió a la bruja, que en
ese momento le daba la espalda. Se acercó sin ruido y la asió con las manos los
cabellos.
Ella comenzó a proferir tan
tremendos alaridos, que la colina empezó a bambolearse, como si fuera a saltar
en pedazos. Pero el príncipe no soltó a la bruja.
999. Anonimo
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