De siempre el perro y la oveja han
sido buenos compañeros. Vivían, pues, perro y oveja en buena armonía. No lejos
de ellos, entre el bicoro, tenía su cubil el tigre. Sus intenciones de buena
vecindad eran aparentes: muchas veces había pensado pegarse sendos banquetes
con el perro y con la oveja, pero la presencia de otros animales no se lo
consentía.
Un día invitó el tigre a sus
vecinos a pescar en el río, que distaba tres kilómetros del poblado. Su
intención era devorar al perro y a la oveja, aprovechando la soledad del
paraje.
Los invitados, ajenos a las aviesas
intenciones, aceptaron deseosos de ofrecer a sus hijos comida de pescado de
agua dulce.
Era muy de mañana cuando salieron
en dirección al lugar de la pesca. Llegados allí, hicieron los preparativos,
como acostumbran las mujeres fang. Discutieron luego sobre quién tenía que
meterse primero para escudillar el agua, a fin de coger sin dificultad los
peces.
El ofrecimiento espontáneo del
tigre resolvió el problema; se metió en el río y comenzó a achicar el agua con
la escudilla, pero en su mente seguía tramando có o llevar a término el plan
devorador. Mientras tanto, cantab este canto enigmático:
Etohak enyuiñ M'ma Vabum nnem
Etohak enyuiñ M'ma v'abum nnem
Que quiere decir:
Matando pescado, saciaré mi
apetito.
no matando pescado, saciaré mi
apetito: tanto si pes-
caba, como si no, a sus dos
invitados los tenía seguros.
El perro escuchó intrigado las
palabras del tigre y, cuando le correspondió el turno de escudillar, cantó, a
su vez, de este modo:
Emot 'anvot mbí n'ñeangú»
Emot 'anvot mbí n'ñeangú»;
Que significa:
«El que se canse de correr es el
que morirá;
El que se canse de correr es el que
morirá»:
el perro confiaba en su carrera
veloz.
Tocó a la oveja meterse al agua; y,
para no ser menos que sus compañeros, cantó con voz femenina:
Mot ya mot ka fak
Mot ya mot ka fak.
Esto es:
«Cada cual tiene su manera de
pensar o defenderse
Cada cual tiene su manera de pensar
o defenderse».
La pesca fue abundante. Llegó el
momento de repartírsela.
La oveja dijo que iba en busca de
hojas para envolver su parte. Se fue para no volver, abandonando lo que le
correspondía. Al llegar a un barrizal, empezó a caminar hacia atrás, para
despistar al tigre, si venía en su persecución.
El perro, a tenor de la canción que
cantara, puso los pies en polvorosa y dejó solo y burlado al tonto tigre, con
todo el pescado, que no es comida de tigres.
Así, rabo entre piernas, y con las
tripas vacías, regresó al poblado, donde encontró a sus invitados, precavidos
para el futuro.
111. anonimo (guinea ecuatorial)
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