Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

8-2-2015 a las 21:47:50 10.000 relatos y 10.000 recetas

10.001 relatos en tiocarlosproducciones

10.001 recetas en mundi-recetasdelabelasilvia

Translate

domingo, 8 de julio de 2012

El bosque del brujo


En una apacible soledad, rodeada de mangos, naranjos y palmeras, tenía su espaciosa morada la familia Zama ye Mbegue. Los tres retoños del matrimonio llevaban, respectivamente, el nombre de Nguema Zama, Ndon Zama y Mbá Zama, el más pequeño. Los tres manifestaron innata afición y rara habilidad para la caza, de la que vivían los familiares y vecinos.
El padre, que los había adiestrado en el arte venatoria, les advirtió que podían trampar en los bosques limítrofes al poblado; pero no en otro que distaba de allí seis kilómetros.
Las frecuentes batidas que daban con sus arcos mortíferos y el diario tributo cobrado por las trampas amenazaban con extinguir los animales de los bosques no vedados.
Por ello, cierto día, Nguema Zama salió furtivamente, decidido a trampar en el bosque prohibido, que no era otro que el bosque del brujo. Éste, cuando encontraba a algún cazador en sus dominios, lo mataba; comía su carne, y con la piel confeccionaba sus extraños trajes.
Esta primera vez, todo ocurrió normal en la cacería de Nguema: colocó sus trampas, que, al cabo de dos días, atraparon numeros animales. La operación se repitió a lo largo de tres meses, sin que nadie se percatase de la peligrosa cacería.
Pero hete aquí que un día en que Nguema revisaba sus trampas, avanzó más de lo acostumbrado y se encontró en una ancha carretera, casi una autopista. En el arcén derecho, había un tambor automático: una vez golpeado, seguía tocando ininterrumpidamente, hasta que llegase el brujo. Esta era su trampa qara atrapar las personas. Los continuos sones repetía:

Kelen, kelen, kelen,
Sinken, kelelen, kelen. (bis)

Nguema, picado por la curiosidad, cogió los palillos y empezó a golpear el tambor. Su extrañeza se convirtió en temor; quiso huir; pero, ¿a dónde? Se le ocurrió ocultarse debajo del mismo tambor.
Llegó el brujo; no vio a nadie; ¿quién lo habría tocado?... pero su fino olfato, acostumbrado a la carne humana, descubrió al culpable, y comenzó a cantar y bailar, acompañado del tambor:

Beñ, beñ, beñ
Puab, puab, puabla (bis)

-¿Por qué te escondes?; -dijo a Nguema. ¿No sabes que llevo un año sin comer y que tengo mucha hambre? 
-Dicho esto, le dio un terrible golpe y lo mató.
Pasaron diez, quince días; nadie daba razón del paradero de Nguema. ¿Lo habría devorado una fiera? ¿Habría sido raptado por gentes sin ley? Ndong Zama, su hermano, partió en su busca; atravesó el bosque prohibido; y llegó al lugar del nefasto tambor. Como Nguema, quiso satisfacer la curiosidad, y corrió la misma suerte que él.
Eran dos los hermanos desaparecidos. Entonces, Mbá Zama, el menor, pretendió descifrar la misteriosa desaparición o dar con el desconocido lugar en que se hallaban. La fatalidad le hizo seguir el camino de sus hermanos y encontrarse con el fatídico tambor. También Mbá cayó en la tentación de tocarlo; pero en vez de esperar, como sus hermanos, a que viniese el brujo, cogió el tambor con ambas manos y, en loca carrera, se dirigió al poblado paterno.
Cuando Zama ye Mbegue percibió los sones del retumbante tambor, cuyo misterio conocía, salió armado del tenso arco y disparó una alada y mortífera flecha contra el corazón del brujo, que ya se aprestaba a matar a Mbá Zama. Así fue, como el bosque quedó libre de las malas artes del brujo.

111. anonimo (guinea ecuatorial)

No hay comentarios:

Publicar un comentario