215. Cuento popular castellano
Era un caminante que llegó a casa de
un posadero y le pidió de comer. Y el posadero le puso de cenar dos buevos
fritos. Y al marcharse, el caminante, distraído, no se acordó de pagar la
comida.
El caminante tardó un año en volver
por allí. Y al llegar se saludan como buenos amigos. Le pide comida otra vez, y
al pagarle la cuenta de ese mismo día, le dice:
-Oye, ¿no te acuerdas de que te debo
dos buevos del año pasado? ¿Cuánto te debo?
-¡Cuidado! -le dice el posadero-.
Habrá que sacar la cuenta: esos buevos hubieran podido ser gallinas, y esas
gallinas sacar otros buevos...
En fin, le puso una cuenta de
quinientas pesetas. Y cuando el caminante se negó a pagarle tal cantidad, le
amenazó con llevarle a los tribunales. El caminante, asustado, se sale de allí
y se encuentra con un pastor.
-¿Que te pasa, hombre, que estás muy
asustado? -le dijo el pastor.
-¡Hombre!... ¿Sabe usted lo que me
pasa? Hace un año que me comí dos buevos fritos en casa del posadero, y ahora
vengo a pagárselos y me pone una cuenta de quinientas pesetas, porque dice que
esos buevos hubieran podido ser gallinas, y esas gallinas sacar otros buevos...
Y dice que me va a poner la demanda. Y dice el pastor:
-¡Nada! ¡Nada! ¡Que te la ponga! Dime
a qué hora es el juicio, que yo te defiendo todo lo que sea.
-Pues, mañana a las once te espero.
Al día siguiente el juez, el posadero
y el caminante se presentan en el juzgado. Dan las once, y no aparece el
pastor. Se quedan esperándole, y se presentó a la una menos cuarto, cuando ya
iban a cerrar. Entra allí.
-Buenos días.
-Buenos días -contesta el juez. ¿No
sabe usted que no son horas de venir, que estaba citado para las once de la
mañana?
-Usted me dispense usía, que he estado
cociendo una caldera de judías para después de que salga de aquí ir a sembrar.
-¡Hombre, en mi vida había visto otra
cosa como ésta! -le dice el juez-. ¡Que las alubias, después de cocidas, vayan
a nacer! Y salta el pastor:
-Pues, ¡eso digo yo! ¡Que los buevos,
después de fritos, no crían pollos ni gallinas!
Riaza,
Segovia. 31 de marzo, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
cual es la importancia de la historia
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