112. Cuento popular castellano
Un padre tenía tres hijas. Y un día
salió a hacer un viaje muy largo y les preguntó a sus hijas qué querían que les
trajera. Las dos mayores le pidieron vestidos ricos y paños de seda. Y la más
pequeña, que era la más guapa, le dijo que todo lo que ella quería era una
rosa, que le trajera una rosa.
Salió el padre y andando, andando
llegó a un castillo. Y como vio la puerta abierta, entró. Y viendo muchos
pucheros alrededor del hogar, fue a destaparlos pa ver qué contenían, y a ese
momento se le apareció una mano negra y se los quitó. Y entonces entró en el
comedor y vio sobre la mesa muchas cosas pa comer y se sentó a comer; pero la
misma mano negra se le apareció y le quitó la comida.
A pesar de todo eso no quiso el hombre
marcharse. Se salió del comedor y entró en otra habitación donde había una cama
hecha y dijo:
-Bueno, aquí está una cama hecha, y me
voy a acostar a dormir.
Y se acostó a dormir, y nadie le
molestó. Allí durmió esa noche y por la mañana, al despertarse, se asomó al
balcón y vio que daba a un jardín muy hermoso y que en el jardín había una rosa
muy bonita. Y cuando vio la rosa, se acordó de lo que le había pedido su hija
menor. Y bajó al jardín a cortarla; pero al llegar al rosal le dieron un
manotazo muy fuerte, y tuvo que desistir.
Al volver la cara vio el hombre que el
que le había dao el fuerte manotazo era un oso grande. Le dijo al oso que le
dejara cortar la rosa, que era pa su hija menor. Y el oso le preguntó entonces
cuántas hijas tenía. Y el hombre le contó que tenía tres hijas y que al salir
de viaje las dos mayores le habían rogao que les llevara vestidos muy ricos y
que la menor le había pedido una rosa. Entonces el oso le dijo que llevara la
rosa y volviera al castillo con la hija menor pa que viviera con él. Y a las
dos mayores les envió el oso vestidos muy ricos y paños de seda y otros
regalos.
Se marchó el padre pa su casa y cuando
llegó, les dio a sus hijas las cosas que le habían pedido. Pero se puso muy
triste, y la menor le preguntó que por qué estaba tan triste. Y entonces él le
contó lo que le había pasao en el castillo y que había prometido al oso
llevársela a vivir con él. La hija menor le dijo a su padre que no estuviera
triste, que ella iría a vivir al castillo con el oso pa que él cumpliera su
promesa. Y se marcharon el padre y la hija menor pal castillo del oso.
Llegaron al castillo, y el oso recibió
a la hija con mucho cariño. El padre se marchó otra vez pa su casa, y se quedó
ella sola con el oso. Por la noche el oso le dijo que tenía que acostarse a dormir
con él. Y ella fue y se acostó; pero cuando el oso iba a acostarse con ella,
le gritaba:
-Quítate, osón, que me das mucho
miedo. Quítate, osón, que me das mucho miedo.
Y por fin el oso le tuvo lástima de ver
que le tenía miedo y no se acostó con ella. Y la segunda noche pasó lo mismo. Y
la tercera noche llegó el oso delante de la joven y se descubrió que era un
hermoso príncipe encantao. Y le dijo a la joven que si quería casarse con él.
Y ella en seguida le dijo que sí. Y él le dijo que estaba encantao y que sólo
se desencantaba si encontraba antes de siete años con quién casarse.
Y entonces el oso se convirtió en un
hermoso príncipe. Y se casaron y vivieron muy felices.
Santotis,
Valle de Tudanca, Santander.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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