1. Cuento popular castellano
Éste era un sardinero que venía de
Torquemada a Estudillo. Y un día se encontró en medio el monte a la raposa, que
estaba en mitá del camino haciendo la muerta. Y dice el sardinero:
-¡Oy, una raposa muerta!
Y la cogió y la echó encima de las
banastas. Y la raposa, desde arriba, mientras no se cuidaba el sardinero,
empezó a tirar sardinas de las banastas hasta que las tiró todas. Y después se
tiró a tierra y las recogió orilla de un carrasco. Y pasó por allí el lobo.
-¿Qué haces allí, raposa? -le dice el
lobo.
-Mira -dice-, estoy almorzando.
-Pues, me tienes que dar de almorzar a
mí.
-Ah, ¿sí? Pues, estas sardinas son
mías -dice la raposa.
-Pues, si no me das de almorzar, te
como a ti, además de las sardinas. Y, ¿cómo te has arreglao para coger estas
sardinas?
-Mira... Haciendo la muerta -dice. Me
tumbé en el camino cuando pasaba el sardinero; me echó encima de las banastas,
se las tiré todas y las he atropao aquí para comerlas. De forma que si quieres
almorzar conmigo, mañana tienes que hacer lo mismo tú.
-Bueno -dice el lobo.
Y al día siguiente, en el mismo sitio
próximamente, se encontró el sardinero con el lobo, que estaba en mitá del
camino como si estuviese muerto. Y dice el sardinero:
-Pues, no me fastidias a mí. No va a
pasar lo mismo que ayer.
Y sacó la navaja y se puso a quitarle
el pellejo. Le quitó el pellejo vivo, claro, dejándole con lo de las patas,
nada más, y la cabeza, y le dejó allí en el camino medio muerto. Y en el
momento en que le dejó el sardinero, echa a correr el lobo, gritando:
-¡Esa maldita raposa! ¡En cuanto la
vea, la mato!
Y le gritaba la raposa, desde lejos:
-¡Eh, el de las botas y el sombrero!
¿Qué tal te fue con el sardinero?
-¡No hay más! -vuelve a repetir el lobo.
¡Ande la vea, la mato!
Y la raposa tenía mucha sez; pero de
miedo que tenía, antes de ir a beber al río, se metió en un dujo de miel y se
revolcó después en un carrasco, y se llenó de hojarascas. Y así bajó a beber
agua al río. Y entonces baja el lobo, y le dice la raposa:
-Pero, ¿cómo vienes así?
Y dice el lobo:
-¡Esa maldita raposa que me mandó
hacer el muerto para robar las sardinas al sardinero! Y el sardinero, porque
estaba escarmentado de la raposa, me quitó el pellejo. Y tú, ¿quién eres? -le
dice el lobo a la raposa.
-Pues, yo soy el hojarasquín del monte
-le contestó la raposa.
Y colín colorao, este cuento se ha
acabao.
Astudillo,
Palencia. Narrador
LXXXV 1, 13 de mayo, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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