9. Cuento popular castellano
La pajarilla y la zorra tuvieron un
convenio de sembrar unas tierras a medias. La pajarilla labró las tierras y las
sembró, y cuando llegó el tiempo de segarlas, la dice la zorra a la pajarilla:
-Siégalas tú, y yo te llevaré la
comida.
Cuando hacía ya mucho tiempo que la
pajarilla había terminado de segar, llegó la zorra y la dijo a la pajarilla:
-Mientras me anduve por las
callejuelas y por los callejones, creí que era de día y me tocaron a las
oraciones.
Así que la pajarilla labró las
tierras, las sembró y las segó. Y después acarreó el trigo, lo trilló y lo
limpió. Entonces avisó a la zorra para hacer las partes. Y la dijo la zorra:
-Pues a ti te doy la paja y yo me
llevo el grano.
Se marchó la pajarilla muy triste y se
encontró con un galgo, y la dice éste que qué la sucede.
-Pues, he sembrado unas tierras a
medias con la zorra, y ahora, al hacer la partición, la zorra me ha dado la
paja y se ha llevado el grano.
Y el galgo la dice:
-¿Cuánto me das y la mato?
Y le dice la pajarilla que qué es lo
que quiere él. Y la dice el galgo:
-Que me llenes la tripa de vino y
después de reír.
Y entonces la pajarilla le dijo que lo
tenía concedido. Entonces se mete el galgo en el pajero que le había tocado a
la pajarilla. Y no se le veía más que un ojo. Y llama la pajarilla a la zorra y
la dice:
-¡Zorriña, mira una uviña!
Y era el ojo del galgo. Se acerca la
zorra, lo ve y dice:
-¡Déjala, que no está mauriña!
Salió el galgo del pajero, emprende
detrás de la zorra, la pilla y la mata.
La pajarilla se puso muy contenta y le
dice al galgo:
-¡Vente conmigo!
Y le lleva donde había un vinatero con
un carro de vino y le dice al galgo:
-¡Ponte debajo!
Y la pajarilla pega un picotazo a un
pellejo y se sale el vino. Y entonces bebía el galgo todo lo que le daba la
gana, hasta que dijo:
-Ya no quiero más. Ahora a reír.
Y se fueron en casa de un zapatero. Y
se sube la pajarilla encima de la cabeza del zapatero y empienza la zapatera a
tirar las hormas y todo lo que tenía: Y el galgo: -¡Ja, ja, ja, ja!
Y dijo la pajarilla:
-¿Estás conforme?
-Sí -dice el galgo-; pero hazme reírme
otro poco.
Y va la pajarilla y se sube en el moño
de la zapatera, y ésta dice:
-¡Auxilio, vecinas! ¡Qué no sé si es
una bruja o es una pajarilla! Y el galgo:
-¡Ja, ja, ja, ja!
Y así se llenó la tripa de vino y de
reír.
Navas
de Oro, Segovia. Narrador
XXXV, 8 de abril, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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