Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

8-2-2015 a las 21:47:50 10.000 relatos y 10.000 recetas

10.001 relatos en tiocarlosproducciones

10.001 recetas en mundi-recetasdelabelasilvia

Translate

viernes, 3 de agosto de 2012

Una tira de cuero perezosa


Había una vez una familia humilde -padre, madre e hija- que vivía en una casa pequeña. La muchacha ya estaba en edad de casarse pero, a pesar de ser muy fuerte, no tenía ganas de traba­jar. Era inútil que su madre la reprendiese todo el santo día, en­tre advertencias y reproches:
-Ya verás, hija mía, ya verás. Un día tu marido tendrá que enseñarte a trabajar a varazos.
Era como recoger agua en un colador: la hija se limitaba a encogerse de hombros y seguía tan perezosa como antes.
Un día, un hermoso joven fue a su casa y pidió la mano de la muchacha.
-Con mucho gusto -le respondió la madre, pero, para ser sincera, debo decirte que mi hija tiene un gran defecto. No le gusta trabajar y hay que sacudirle con la vara para que haga algo. Querido yerno, te dará mucho quehacer.
Pero el joven respondió:
-No temáis: en casa tengo una tira de cuero mágica y seguro que aprenderá.
Los padres se sintieron contentos de oír que su yerno no nece­sitaría pegarle con la vara y la boda se preparó rápidamente. Una vez casados, el joven fue con la flamante esposa a su nueva casa.
A la mañana siguiente, el hombre se preparó para ir a traba­jar y, desde la puerta, dijo:
-Tengo que irme, querida. Prepara la comida para cuando vuelva y, si te queda tiempo, zúrceme los calcetines.
A mediodía, el hombre volvió a casa y vio que la comida no estaba lista y que su mujer descansaba sentada junto a la venta­na con las manos cruzadas sobre el regazo. Sin perder la calma, mandó a su mujer al desván a buscar una vieja tira de piel de ca­bra. Cuando se la trajo, cogió una vara, extendió la tira de cue­ro en la espalda de la mujer y comenzó a darle con todas sus fuerzas. Y a cada golpe decía:
-Y ahora, perezosa tira de cuero, ¿prepararás la comida? Y ahora, perezosa tira de cuero, ¿te decidirás a zurcirme los calce­tines?
La mujer holgazana no se movió ni habló, aunque no pudo contener las lágrimas que caían por sus mejillas.
Al día siguiente, se repitió la historia. Cuando el hombre vol­vió a casa a mediodía y no encontró lista la comida en la mesa, golpeó de nuevo la tira de cuero, después de extenderla en la es­palda de su mujer. Y, una vez más, a cada golpe gritaba:
-Muy bien, ¿y ahora trabajarás, perezosa tira de cuero? ¿Y ahora, perezosa tira de cuero, harás la comida? ¿Y ahora, hol­gazana, fregarás el suelo?
Esta vez, la mujer no aguantó mucho tiempo y se echó a llo­rar, mientras le preguntaba a su marido por qué la golpeaba:
-Pero si yo, querida, no te estoy golpeando. Sólo estoy casti­gando a esta perezosa tira de piel de cabra -respondió el hombre y continuó dándole con la vara.
Al tercer día, el hombre ya no tuvo que recurrir a la vara ni a la tira de piel de cabra. Cuando volvió a casa, la comida esta­ba lista y la joven estaba hilando diligentemente un paño de lino. Y lo mismo ocurrió en los días sucesivos.
Desde aquel día, la vara quedó abandonada en un rincón y la piel de cabra volvió al desván.
Un tiempo después, el joven fue a hacer una visita a los pa­dres de su mujer. En cuanto entró en casa, le preguntaron cómo se compor-taba la hija y si seguía siendo tan perezosa:
-Oh, no -respondió el joven, os dije que tenía una tira de cuero milagrosa. ¡Ya no reconoceréis a vuestra hija! ¡Se ha vuel­to muy diligente y trabajadora!
Los padres lloraron de alegría por haber encontrado a un yerno que había enseñando a trabajar a su hija, sirviéndose sim­plemente de una vieja tira de piel de cabra.
¿Os hace falta a vosotros una tira de cuero semejante?

112. anonimo (italia)

No hay comentarios:

Publicar un comentario