Un día, el gallo y la
gallina fueron al bosque a buscar avellanas.
-Todas las que
encontremos las dividiremos en partes iguales -dijo el gallo.
-De acuerdo -dijo la
gallina, y comenzaron a picotear y a escarbar a su alrededor.
La gallina encontró una
avellana: se comió media y la otra mitad se la dio al gallo, tal como habían
acordado.
También el gallo encontró
después una avellana. Como era muy comilón, se la zampó muy deprisa para que no
lo viese la gallina. Pero la avellana se le atascó en la garganta.
-Rápido, rápido, querida
gallinita, tráeme un poco de agua, que me muero.
Y en cuanto dijo estas
palabras, el gallo se cayó de espaldas, patas arriba.
La gallina corrió deprisa
hacia el pozo a buscar un poco de agua:
Pozo, pozo, hazme el
favor,
dame agua que el gallo,
qué horror,
está en el bosque, patas
arriba,
y casi no da señales de
vida.
Pero el pozo dijo:
-No te daré agua si antes
no le pides a la costurera que te dé una cuerda de seda para mí.
La gallina corrió
entonces a ver a la costurera:
Costurera, adorable
costurera,
dame una cuerda de seda.
Al pozo yo se la daré,
y así para el gallo agua
tendré.
El gallo está en el
bosque, patas arriba,
y casi no da señales de
vida.
Pero la costurera respondió:
-No te daré la cuerda de
seda para el pozo si antes no le pides al zapatero un par de zapatos para mí.
La gallina acudió entonces al zapatero:
Zapatero, zapatero
afamado,
hazme ya un par de
zapatos,
la cocinera se pondrá
contenta
y me dará la cuerda de
seda.
Al pozo yo se la daré
y así para el gallo agua
tendré,
que el gallo está en el
bosque, patas arriba,
y casi no da señales de
vida.
Pero el zapatero
respondió:
-No te daré los zapatos
si antes no le pides al cochinillo unas cerdas para mí.
La gallina acudió
entonces al cochinillo:
Cochinillo, cochinillo
compañero, dame unas cerdas para el zapatero. El zapatero afamado me hará un
par de zapatos, la cocinera se pondrá contenta y me dará la cuerda de seda. Al
pozo yo se la daré y así para el gallo agua tendré.
El gallo está en el
bosque, patas arriba,
y casi no da señales de
vida.
Pero el cochinillo
respondió:
-No te daré las cerdas si
antes no le pides al cervecero un
poco de cebada para mí.
La gallina acudió
entonces al cervecero:
Cervecero, cervecero, sé
gentil,
dame un poco de cebada
del barril,
se la llevo al cochinillo
compañero
y habrá cerdas para el
zapatero.
El zapatero afamado
me hará un par de
zapatos,
la cocinera se pondrá
contenta
y me dará la cuerda de
seda.
Al pozo yo se la daré
y así para el gallo agua
tendré.
El gallo está en el
bosque, patas arriba,
y casi no da señales de
vida.
Pero el cervecero
respondió:
-No te daré la cebada si
antes no le pides a la vaca que te dé un poco de leche para mí.
La gallina acudió entonces
a la vaca:
Vaca, vaca, vaca,
vaquita,
dame de leche una jarrita,
al cervecero se la daré
y la cebada a cambio
tendré.
Llevaré cebada al cerdo
compañero
y habrá cerdas para el
zapatero.
El zapatero afamado
me hará un par de
zapatos,
la costurera estará
contenta
y me dará la cuerda de
seda.
Al pozo yo se la daré
y así para el gallo agua
tendré.
El gallo está en el
bosque, patas arriba,
y casi no da señales de
vida.
Pero la vaca respondió:
-No te daré la leche si
antes no le pides al prado un poco de hierba para mí.
La gallina acudió
entonces al prado:
Dame un poco de hierba,
prado amigo,
se la daré a la vaquita
y tendré de leche una jarrita,
al cervecero se la daré
y cebada a cambio tendré.
Llevaré cebada al cerdo
compañero
y habrá cerdas para el
zapatero.
El zapatero afamado
me hará un par de
zapatos,
la costurera estará
contenta
y me dará la cuerda de
seda.
Al pozo po se la daré
y así para el gallo agua
tendré.
El gallo está en el
bosque, patas arriba,
y casi no da señales de
vida.
Pero el prado respondió:
-No te daré ni una brizna
de mi hierba si antes no consigues que el cielo te dé un poco de rocío para mí.
La gallina le suplicó
entonces al cielo:
Cielo azul, cielo bonito,
dale al prado un poco de
rocío,
así habrá hierba para la
vaquita
y tendré de leche una jarrita.
Al cervecero se la daré
y cebada a cambio tendré.
Llevaré cebada al cerdo
compañero
y habrá cerdas para el
zapatero.
El zapatero afamado
me hará un par de
zapatos,
la costurera estará
contenta
y me dará la cuerda de
seda.
Al pozo yo se la daré
y así para el gallo agua
tendré.
El gallo está en el
bosque, patas arriba,
y casi no da señales de
vida.
El cielo se apiadó del
pobre gallito e hizo caer rocío sobre el prado. Y el prado dio la hierba, la
vaca la leche, el cervecero la cebada, el cochinillo las cerdas, el zapatero
los zapatos, la costurera la cuerda de seda y el pozo una gota de agua.
La gallina cogió el agua
con el pico, fue a donde estaba el gallo, y la dejó caer en su garganta. La
avellana se deslizó, el gallito se puso de pie, batió las alas y cantó:
-«¡Quiquiriquí!».
Desde aquel día no volvió
a ser egoísta ni goloso y siempre compartió todas las cosas a medias con la
gallina.
Fuente: Gianni Rodari
121. anonimo (chequia)
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