Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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viernes, 3 de agosto de 2012

El perro viejo y el lobo .116

Había una vez un campesino que tenía un perro muy viejo.
-¿Qué puedo hacer con este perro? -murmuraba el campe­sino. Como perro guardián ya no sirve y no me parece bien ali­mentarlo para que no haga nada.
Y así abandonó al perro.
El pobre perro anduvo vagando por campos y bosques. Te­nía hambre y frío, pero lo que más le dolía era la ingratitud del campesino. Hasta que se encontró con un lobo.
-¿Por qué andas así con ese aire tan triste y abatido? -pre­guntó el lobo.
-¿Qué otra cosa podría hacer, amigo, si mi amo me ha abando-nado? Ya soy viejo, como perro guardián tampoco sirvo, y nadie quiere darme de comer -respondió el perro.
-No te angusties, tu amo te recogerá de nuevo -dijo el lobo. Pensemos juntos lo que conviene hacer.
Y prestad atención al astuto plan que elaboraron.
Era la época de la cosecha y el campesino había ido al cam­po a segar el trigo. Lo acompañaban su mujer y su hijo. La mu­jer había dejado al niño en la linde del campo y se había ido a atar las gavillas. El lobo se deslizó según lo planeado, agarró al niño y huyó con él por el bosque. La mujer chilló desesperada, el campesino gritó, pero fue en vano. El lobo había desa-parecido. En ese momento apareció el perro viejo, corrió detrás del lobo, le arrebató al niño y se lo llevó al campesino y su mujer.
El campesino se avergonzó por haber echado de su casa a un perro tan fiel, cogió un poco de pan y jamón de su bolsa y se los ofreció al animal. Y, por la noche, lo llevó a su casa consigo.
Al llegar, le dijo a su mujer:
-¡Prepara unos espaguetis y añádeles bastante panceta!
Cuando la mujer acabó de preparar los espaguetis, el cam­pesino se sentó a la mesa, hizo que el perro se sentase junto a él y le acercó un plato lleno de buena comida. Desde aquel día, el perro comió a la mesa de su amo.
Llegaron los carnavales y la hija del amo debía casarse. El perro pensó que había llegado el momento de recompensar al lobo. Fue al bosque y le dijo:
-Ven el domingo por la noche a nuestro jardín y te haré en­trar en la casa. Habrá un festín estupendo. Ven y tendrás tu parte.
El domingo por la noche el lobo llegó a casa del campesino. El perro lo hizo entrar y le susurró que se escondiese bajo la mesa. Estaba oscuro y nadie se dio cuenta de nada. El perro co­gió un trozo de carne y una botella de vino y se los dio al lobo poniéndolos bajo la mesa. Los comensales querían golpear al pe­rro, pero el amo dijo:
-¡Dejadlo tranquilo! ¡Ha hecho tanto por mí que nunca se lo podré agradecer bastante!
El lobo pudo comer y beber en abundancia y comenzó a sentirse muy alegre.
-Bien, ahora cantaré algo -le dijo al perro.
-No, no cantes, amigo. Seguro que lo haces muy bien. Pero mejor te daré otra botella de vino -repuso el perro intentando disuadirlo.
El lobo se la bebió entera y volvió a farfullar:
-¡Pero es que quiero cantar, no puedo más de las ganas que tengo!
-Te lo ruego, no lo hagas -le advirtió el perro; si no, esto acabará mal.
Pero el lobo estaba ya tan alegre que comenzó a soltar unos aullidos espantosos.
Los comensales, aterrorizados, se dispersaron por todos la­dos y algunos, incluso, salieron fuera de la sala. Otros cogieron bastones para ahuyentar al lobo, pero el perro se interpuso para defender a su amigo. Mientras tanto, el campesino gritaba:
-No le peguéis al lobo que le haréis daño también al perro. No os preocupéis, el perro sabrá cómo arreglárselas con el lobo. Lo echará fuera.
El perro logró que el lobo saliese y le dijo:
-Bien, amigo. Tú me hiciste un gran favor y yo te lo he re­compensado.
Con estas palabras, los dos animales se despidieron. El campesino dijo a sus invitados:
-¿Qué os decía? ¿No os decía que el perro echaría al lobo? Mi perro es viejo, no le tiene miedo a nada, ni siquiera a un lobo.

Fuente: Gianni Rodari

116. anonimo (ucrania)

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