La zorra se compró una
parcela de tierra y sembró maíz. Cuando estuvo bien alto y casi maduro
llegaron el lobo, el oso y el jabalí, echaron a la zorra y se prepararon muy
orondos para comerse, en un par de días, el maíz. A la zorra le dijeron:
-Zorra, lía tus petates y
que no te veamos más por aquí; de otro modo, te haremos papilla.
La zorra lió sus petates
y se fue. No se atrevía a enfrentarse al lobo, al oso y al jabalí. En el
camino, se encontró con el gato montés.
-Salud, amigo -le dijo la
zorra.
-Salud también a ti,
amiga. ¿Qué te pasa que te veo un poco baja de moral?
-Me hacía falta verte,
porque me ha ocurrido algo tremendo.
-¿Qué ha sido?
-No sé si vale la pena
que te lo cuente, porque me parece que no podrás hacer nada.
-¿Y quién te ha dicho que
no podré hacer nada? Cuéntame y ya veremos -dijo el gato herido en su amor
propio. No soy un gato montés cualquiera, soy el gato montés Bajraktar, el
astuto, el caballero sin mancha y sin miedo, no le temo a nada y cumplo lo que
prometo.
La zorra se alegró de
haberse encontrado con un héroe semejante y le contó la desgracia que le había
ocurrido.
El gato se rió, dijo que
no tenía importancia. Sólo le preguntó si junto al campo había algún árbol.
-Claro que sí. Muy cerca
de allí crece un arce corpulento.
-Muy bien. Esta noche
iremos a echar un vistazo -dijo el gato montés.
Por la noche, en efecto,
el gato y la zorra fueron al campo. El gato trepó al arce y la zorra llamó al
lobo, al oso y al jabalí.
-¿Qué quieres ahora? -le
dijo el lobo a la zorra en nombre de todos. ¿Te has olvidado de que te haríamos
papilla si se te ocurría volver a aparecer por aquí?
Pero la zorra respondió
riendo:
-Sería mejor que
pensaseis en echar a correr. ¿Sabéis quién está en aquel árbol? El astuto
Bajraktar, el caballero sin mancha y sin miedo, que no le teme a nada y que
cumple con todo lo que promete. Y acaba de decirme que os hará papilla si no os
vais de aquí de inmediato.
En ese momento, el gato
montés comenzó a maullar horriblemente. El lobo, el oso y el jabalí se
llevaron un susto tremendo. Nunca habían oído hablar del astuto Bajraktar y
les dio mucho miedo. Pusieron pies en polvorosa sin vacilar. La zorra le dio
las gracias al gato y lo invitó a comer maíz al día siguiente. El gato aceptó
la invitación y se quedó en el árbol durmiendo. La zorra se echó a dormir al
pie del árbol.
El lobo, el oso y el
jabalí, mientras tanto, seguían corriendo, hasta que el lobo dijo:
-Amigos, un momento. ¿Por
qué escapamos? ¿Quién será ese tal astuto Bajraktar? Ni siquiera lo hemos
visto, sólo lo hemos oído maullar en la copa del árbol. Tal vez era solamente
un gato.
Los tres amigos se
detuvieron, decidieron que se habían asustado por nada y que era mejor volver
para observar de cerca al famoso Bajraktar, el astuto.
-Pero debemos ser
prudentes -dijo el oso. Yo treparé al árbol para mirarlo desde arriba.
-Yo me esconderé bajo el
árbol -dijo el jabalí, y lo miraré desde abajo.
-Y yo correré alrededor
del árbol y lo miraré desde todos lados -dijo el lobo.
Una vez que llegaron al
campo donde estaba la zorra, el jabalí se escondió al pie del árbol. Pero allí
estaba la zorra durmiendo: se despertó y le mordió el hocico. El oso trepó al
árbol y despertó al gato. Al ver sus ojos, que brillaban en la oscuridad, se
asustó tanto que cayó precisamente encima del lobo, le aplastó la cola y se
rompió una pata.
En definitiva, todos se
asustaron y echaron a correr en todas direcciones: el lobo, el oso, el jabalí,
la zorra y el gato montés. Ya nadie tuvo valor para volver atrás y el maíz se
lo comieron los gorriones hasta el último grano.
110. anonimo (albania)
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