En una laguna vivían tres
peces. Un día aparecieron en la orilla algunos pescadores y dijeron:
-La laguna está llena de
peces. Mañana tendremos buena pesca.
Los tres peces lo habían
escuchado todo. El primero de ellos pensó un poco y concluyó:
-No dejes para mañana lo
que puedas hacer hoy.
El mismo día nadó cerca
de la orilla, descubrió un pasadizo y se escurrió por un arroyo.
El segundo pez no tenía
ganas de romperse la cabeza por las palabras de los pescadores y se dijo:
-Es mejor consultarlo con
la almohada.
Durmió y, a la mañana
siguiente, se puso a buscar un pasadizo para huir, pero no lo encontró porque
los pescadores lo habían bloqueado.
-Las cosas se están
poniendo muy mal -dijo el pez. Pero mientras hay vida hay esperanza, lo
importante es no perder la cabeza.
Nadó por la superficie,
se puso panza arriba y fingió estar muerto. Los pescadores lo vieron y lo
arrastraron hasta la orilla, para que sirviese de pasto a los pájaros. Después
lanzaron las redes en la laguna. El pez esperó que le dieran la espalda, saltó
al arroyo y se puso á salvo.
El tercer pez no se
preocupó para nada por las palabras de los pescadores.
-Ya me las arreglaré.
Así se encontró preso en
la red y acabó en la sartén.
166. anonimo (siria)
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