Hacía tiempo que el zorro
le había echado el ojo a un gallo gordo y hermoso que había en el patio de un
campesino rico. Pero no le resultaba nada fácil atraparlo. El gallo era un
animal bien plantado, tenía un pico poderoso y unas uñas afiladas.
-Tiempo al tiempo -se
dijo el zorro, más vale maña que fuerza.
Un día aprovechó la
ausencia del campesino, se metió en el patio y le dijo al gallo:
-Me alegra mucho verte.
¿Sabes que en todo el bosque no paran de hablar de tu manera de cacarear? Se
te oye a varias leguas de distancia y tu voz es más sonora que un repique de
campanas. Pero hay una cosa que no me convence. Dicen... y no te ofendas,
¿eh?... Dicen que sabes cantar sólo con los ojos abiertos. Si los cierras, tu
canto se parece más al cloqueo de una gallina...
-Eso es una calumnia imperdonable
-se enfadó el gallo. Te lo demostraré.
Dicho y hecho. Para
demostrar que sabía cacarear de muchas maneras, cerró los ojos y abrió el pico.
Pero no le dio tiempo a cantar, porque el zorro se le echó encima, lo aferró
con sus dientes por las alas y se lo llevó, internándose en el bosque.
El sendero pasaba junto a
un lugar donde estaban trillando el trigo. El campesino, cuando vio al zorro
con el gallo en la boca, cogió una vara y empezó a perseguirlo. El zorro corría
con el gallo entre los dientes, mientras que el campesino corría agitando la
vara. El gallo, sin perder tiempo, le dijo al zorro:
-Me da mucho miedo que el
campesino nos mate a los dos a golpes. Dile que voy contigo por propia
voluntad.
Al zorro le pareció una
buena idea. Sin pensarlo dos veces, gritó:
-Oye, campesino, deja de
perseguirnos: tu gallo viene conmigo por propia voluntad.
Claro que, en cuanto
abrió la boca, el gallo quedó libre y alzó el vuelo hasta lo más alto del seto.
-Dicen que el silencio es
oro y ahora me doy cuenta de que es cierto -pensó el zorro y, desde aquel día,
no volvió a hablar nunca más cuando llevaba sujeto a un gallo entre los
dientes.
El gallo, por su parte,
decidió que era mejor cantar con los ojos abiertos y, desde aquel día, si
andaba el zorro cerca, se cuidaba muy bien de cerrarlos.
161. anonimo (belgica-flandes)
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