Había una vez una
abuelita. Preparó la papilla para su nieto, pero el nieto no quería comer.
Entonces la abuelita dijo:
-Ven rápido, palo, y
pégale a mi niño.
Pero el palo dijo:
-Yo no le quiero pegar. 
Entonces la abuela dijo:
-Fuego, fuego, ven rápido
a quemar el palo.
Pero el fuego respondió:
-Yo no lo quiero quemar. 
Entonces la abuela dijo:
-Agua, agua, ven rápido a
apagar el fuego. 
Pero el agua respondió: 
-Yo no lo quiero apagar. 
Entonces la abuela dijo: 
-Buey, buey, ven rápido a
beber el agua. 
Pero el buey respondió: 
-Yo no la quiero beber. 
Entonces la abuela dijo:
-Cuchillo, cuchillo, ven
rápido a matar el buey.
Pero el cuchillo
respondió:
-Yo no lo quiero matar. 
Entonces la abuela dijo:
-Herrero, herrero, ven
rápido a fundir el cuchillo.
Pero el herrero
respondió:
-Yo no lo quiero fundir.
Entonces la abuela dijo:
-Correa, correa, ven
rápido a amarrar al herrero. 
Pero la correa respondió:
-Yo no lo quiero amarrar.
Entonces la abuela dijo:
-Ratón, ratón, ven rápido
a roer la correa. 
Pero el ratón respondió:
-Yo no la quiero roer.
Entonces la abuela dijo:
-Gato, gato, ven rápido a
comerte el ratón. 
Entonces el ratón se
asustó y dijo:
-No estoy tan loco como
para dejarme comer. 
Abuelita, tráeme la
correa que la roeré.
Entonces la correa se
asustó y dijo:
-No estoy tan loca como
para dejarme roer. 
Abuelita, tráeme al
herrero que lo amarraré.
Entonces el herrero se
asustó y dijo:
-No estoy tan loco como
para dejarme amarrar. 
Abuelita, tráeme el
cuchillo que lo fundiré.
Entonces el cuchillo se
asustó y dijo:
-No estoy tan loco como
para dejarme fundir. 
Abuelita, tráeme el buey
que lo mataré.
Entonces el buey se
asustó y dijo:
-No estoy tan loco como
para dejarme matar. 
Abuelita, tráeme el agua
que tengo sed.
Entonces el agua se
asustó y dijo:
-No estoy tan loca como
para dejarme beber. 
Abuelita, tráeme el
fuego que lo apagaré.
Entonces el fuego se
asustó y dijo:
-No estoy tan loco como
para dejarme apagar. 
Abuelita, tráeme el palo
que lo quemaré.
Entonces el palo se
asustó y dijo:
-No estoy tan loco como
para dejarme quemar. 
Abuelita, tráeme al niño
que le pegaré.
Entonces el niño se
asustó y dijo:
-No estoy tan loco como
para dejar que me peguen. 
Abuelita, tráeme la
papilla que me la como.
Y en dos cucharadas se la
comió toda.
164. anonimo (argelia- kabilia)
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