El águila reunió a todas las aves y dijo,
vanagloriándose:
-¿Cuál de vosotras, que voláis de día y de
noche sobre la tierra y el mar, tiene una voz más potente que la mía?
Ninguna se adelantó porque, en efecto, de
todas ellas el águila tenía la voz más fuerte.
-¿Y cuál de vosotras, que voláis de día y de
noche sobre la tierra y el mar, puede batirse conmigo?
Como antes, ninguna se adelantó porque el
águila era, sin duda, la más fuerte de todas las aves.
-¿Cuál de vosotras, aves que voláis de día y
de noche sobre la tierra y el mar, puede volar más alto que yo?
Ante esta pregunta el gorrión, que no
soportaba la vanidad del águila, se adelantó y dijo:
-Yo puedo volar más alto que tú.
-¿Tú? -se sorprendió el águila.
Y también se sorprendieron todas las demás
aves.
-Sí, yo -repitió el gorrión y propuso
enseguida hacer un torneo.
La poderosa águila y el minúsculo gorrión se
acercaron. El águila extendió sus alas inmensas, pero el gorrión, sin hacerse
notar, dio un salto hasta el lomo de su contrincante.
El águila alzó el vuelo y llevó al gorrión muy
alto, hasta la altura de las más altas cumbres y, cuando estuvo tan arriba,
gritó:
-Gorrión, ¿dónde estás ahora?
-Estoy aquí, estoy aquí -gorjeó el gorrión
sobre su cabeza. El águila se asombró sobremanera y voló aún más alto. Ya por
encima de las nubes, volvió a gritar:
-¿Y ahora dónde estás, gorrión?
El gorrión revoloteó sobre el águila y
respondió:
-Aquí, aquí, estoy aquí.
El águila, encolerizada, extendió aún más sus
alas para seguir subiendo, pero le faltaron las fuerzas. Se precipitó como un
peso inerte y se estrelló sobre las rocas, mientras el astuto gorrioncito
gorjeaba sobre su cabeza.
162. anonimo (indonesia)
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