Nabiza era una Princesa, tan linda, que su madrastra la encerró en una
torre muy alta, para que nadie la viera.
La niña creció y un día acertó a pasar por allí un Príncipe que iba
cazando, y la oyó cantar. Rápidamente se hicieron amigos; Nabiza desde su
ventana y él desde abajo, aprovechaban la soledad para hablar, y no tardaron en
enamorarse.
‑Quiero que vengas conmigo a mi Reino ‑le dijo un día el Príncipe. Te
casarás conmigo y seremos felices. Nabiza le dijo que no podía bajar, y aquella
noche lloró con mucha pena y desconsuelo. Pero, ¡qué maravilla!, con las
lágrimas le crecieron tanto las trenzas, que al día siguiente le llegaban hasta
el pie de la torre, y el joven pudo subir por ellas a rescatarla.
Cuando estaba ya él abriendo la puerta, llegó la madrastra:
‑¡No te irás! ‑chilló a Nabiza.
¡Os maldeciré!
Pero el Príncipe, antes de que le diera tiempo a encantarles, pues era
bruja, la tiró por las escaleras y la mató.
Así salió Nabiza de su torre y fue feliz, gracias a sus lágrimas!
999. Anonimo
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