En un país de Fantasía, donde las
flores además de perfume poseen un delicado -lenguaje y hadas y gnomos vagan a
su antojo, existía un maravilloso jardín donde cierto día hubo una gran
conmoción. ¡Se esperaba la llegada de la Reina de las Flores!
Cuando llegó, entre aromas
deliciosos y rayos de sol, se escuchó una larga exclamación.
Era la Reina de las Flores una
criatura diminuta, pero bellísima. Todos, gnomos y flores le rindieron
homenaje.
-Somos tus fieles súbditos,
Floralia; dispón de nosotros -dijeron todos.
Alguien que no se había sumado a la
fiesta, observaba escondido entre unas matas. Se trataba del saltamontes, que
dijo para sí:
-Me gusta esa pequeña y voy a
apoderarme de ella.
Y saltó de improviso, y se apoderó
de Floralia, a la que llevó a su casa. Empezó ella a llorar y llorando seguía
dos días después.
-¿Se puede saber qué te pasa? -le
preguntó el saltamontes, cansado de tantas lágrimas.
-Quiero volver a mi casa, con las
demás flores.
Pero su guardián no la escuchó.
Andaba distraído cuando apareció una preciosa mariposa de colores. Floralia
saltó sobre sus alas y le pidió que la llevara a su reino.
999. Anonimo
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