Hace muchos años, en la China remota y casi
ignorada, vivió una princesa llamada Rayo de Luna.
Unos mercaderes procedentes del
Japón visitaron a la princesa y le regalaron un pavo real.
Era muy hermoso y todos se
admiraban de él. Pasado algún tiempo, la princesa empezó a sentir envidia de la
belleza del pavo real y especialmente de su plumaje que todos alababan tanto
que parecían olvidar la hermosura de la princesa.
Su dama de compañía trataba de
calmarla asegurándole que su belleza no tenía rival.
Un día, cansada de soportar tanto
elogio, la princesa Rayo de Luna llamó al jefe de su guardia y le ordenó
encerrar en una jaula de hierro al pavo real y arrojarlo en el cráter de un
volcán.
El capitán tuvo que obedecer. El
pavo real, prisionero en su jaula, era transportado en una carreta mientras
lloraba amargamente.
999. Anonimo
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