La mujer, que aunque bruja no podía
lograr tales cosas se quedó asombrada y dijo al niño:
-Muchacho, ¿por qué no deseas una
niña de tu edad para jugar?
La idea agradó al príncipe y
apareció una niña y ambos crecían felices y la mujer bruja los mimaba. Años más
tarde, el príncipe, que no había olvidado a sus padres, aprovechando que el
criado andaba de caza, deseó regresar a su palacio.
-¡Yo no quiero irme de aquí!
-protestó la niña.
Y el muchacho deseó llevársela
convertida en una Rosa Blanca y en cuanto al criado, deseó convertirlo en perro
y llevando al animal de la correa y a la Rosa Blanca en la mano, entró en el
palacio de sus padres, presentándose como un hábil cazador.
-Si eres tan experto -le contestó
el rey, tías escucharle, procúrame un buen número de venados. En este país
nunca ha habido caza.
Y el príncipe deseó que los bosques
del rey se llenasen de venados y de otras piezas de caza. Y así ocurrió, y el
rey celebró una gran fiesta en su honor.
999. Anonimo
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