Era un día de verano y dos amigos
salieron a pasar el día en el campo. Bertoldo, que era el mayor, dijo a Franz:
-Mira ese torrente. Si sus aguas no
fueran tan turbulentas, de buena gana me daría un baño.
-Esas aguas rugen con más ruido que
peligro -le respondió el otro.
Y, aunque con cuidado de no ser
arrastrado, Bertoldo entró en ellas y Franz le siguió.
A través del torrente, ambos
llegaron a un río ancho, quieto, sereno.
-Buen lugar para nadar sin peligro
-dijo Bertoldo, avanzando hacia el río.
-¡Ten cuidado! -le gritó Franz.
Y Bertoldo se sintió arrastrado
hacia un remolino profundo.
Gracias a los esfuerzos de su
prudente amigo, que le ayudó arrojándole una cuerda, pudo salvar la vida y la
experiencia le sirvió de lección.
-Las cosas no son como parecen
-solía decir. El turbulento torrente era inofensivo, pero el plácido río tenía
mucho peligro.
999. Anonimo
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