Obedeció en todo Mahasul las
indicaciones de la mendiga y cuando tuvo listo el animal de oro y plata,
introducido en él, fue a plantarse ante la puerta de palacio. Al ver animal tan
hermoso, el rey hizo que lo llevaran al interior y quiso que lo viera la
princesa. De este modo, Mahasul pudo observarla a través de los ojos vacíos del
loro. Así conoció también el lugar donde se escondía.
Y como el rey había dejado al loro
en la habitación de la princesa, ésta pudo ver cómo un apuesto joven salía de
él.
-He venido a liberarte -le dijo
Mahasul. Pero tienes que ayudarme.
Y como la joven quería salir del
encierro en que la tenía su padre, aceptó la propuesta del desconocido.
Al día siguiente, el joven se
presentó al rey y le señaló la puerta de la habitación en la que se ocultaba su
hija.
-Has acertado -reconoció el rey.
Pero te falta la última prueba. Cuando se abra la puerta verás tres doncellas;
si no aciertas cuál de las tres es mí hija, morirás.
El joven miró detenidamente a las
tres doncellas y, tomando de la mano a la princesa, se la presentó al rey.
Este cumplió su promesa y Mahasul
se casó con la princesa. Los dos hermanos fueron liberados y pudieron reunirse
con su padre. Y todos fueron felices.
999. Anonimo
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