Tres hermanos se reencontraron tras varios años de estar separados. Uno se
había hecho ladrón, otro astrónomo y el tercero había estudiado para cazador.
Se enteraron de que el Rey había ofrecido una fortuna a quien librase a su hija
que era prisionera de un dragón, y decidieron probar a encontrarla.
El astrónomo miró por su catalejo y dijo: «Por allí está». Fueron por mar a
la isla señalada, y vieron a la joven con el dragón dormido sobre su falda.
Entonces el ladrón se la robó sin que el dragón se enterase.
Pero cuando el barco ya se iba con la Princesa, el dragón despertó, les vio
y voló hacia la nave para matarles.
Entonces, el cazador sacó su arco maravilloso y lo mató de un solo disparo.
‑¿Con quién me casaré de los tres?
‑preguntó la Princesa, que estaba muy agradecida a sus salvadores.
‑Con ninguno, pues no queremos discutir entre nosotros ‑le contestaron los
tres hermanos.
El Rey les regaló un tercio de su Reino a cada uno, y así prosperaron, por
ser hábiles en su oficio y buenos hermanos.
999. Anonimo
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