Tim y Tom eran dos hermanos
gemelos, tan traviesos, que hasta sus hermanos les tenían terror. Eran
escoceses.
Sabéis que en Escocia creen que
todo castillo tiene su fantasma y como Tim y Tom habían ido a pasar el verano a
la residencia de un anciano tío, lo prepararon todo para darle un susto.
-Vamos a vestirnos de fantasmas.
-Necesitamos un par de sábanas, una
calavera, una luz y cadenas para arrastrarlas. Todos se echarán a temblar
-añadió Tom.
Los gemelos, al objeto de mover la
sábana por más sitios, se la ataron por la cintura, pusieron la calavera en la
punta de un palo, la sacaron por un agujero de la sábana y, en la oscuridad de
la noche se lanzaron por los corredores arrastrando cadenas y moviendo al mismo
tiempo los cuatro brazos, con lo que resultaban un fantasma ciertamente
repulsivo.
Al ruido de las cadenas varias
personas chillaron, se oyeron portazos y las mujeres salieron huyendo.
Pero el hijo del jardinero, que era
un mocetón de armas tomar, se adelantó hacia el fantasma y lanzó tal estacazo,
que destrozó la calavera y derribó al "fantasma" que tantos brazos y
piernas tenía.
Al día siguiente Tim y Tom iban con
las cabezas vendadas y con el ánimo en los pies.
Y a partir de aquel día, tuvieron
más cuidado con sus bromas.
999. Anonimo
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