En un lugar remoto se
cuenta que existió un pueblo llamado Limbobo, cuyos habitantes eran bastante
tontos.
En cierta ocasión, una
zarza muy grande empezó a crecer en el atrio de la iglesia, y tanto creció
que, por fin, ocultó la puerta.
-No podemos entrar.
Tendremos que cambiar la iglesia de lugar -decidió el que todos tenían por más
listo.
Entre todos, fabricaron
una fuerte cuerda, muy larga y la enroscaron tres veces alrededor de la torre.
Después, todos los
habitantes del pueblo se pusieron a tirar al mismo tiempo hacia el lado
opuesto a la zarza.
-¡Aaah... Aaah…!
La cuerda se aflojaba
poco a poco. Los habitantes, mientras retrocedían, gritaban con satisfacción:
-La iglesia se mueve...
la arrastramos... ¡ya está!
Y, en efecto. La cuerda
se rompió y todos cayeron por tierra. Al levantar la cabeza se extrañaron
mucho de que la iglesia continuase en el mismo lugar. Y para colmo de males, la
zarza seguía ocultando la puerta.
Amiguitos, pensad un
poco, ¿qué hubierais hecho vosotros?
¡Ah!, naturalmente eso,
arrancar la zarza. Pues bien, a los pobres limbobo-tianos no se les ocurrió.
999. Anonimo
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