Dos calvos vieron en la
calle un objeto que llamaba su atención. Y los dos quisieron tomarlo al mismo
tiempo. El resultado fue que empezaron a discutir y terminaron peleándose.
Entre empujones, golpes y puñetazos, se arrancaron los pocos pelos que aún
tenían.
Recogieron el objeto y,
¡oh, desilusión!
¡Era un peine! Nada más
y nada menos que un peine...
¡Tantos golpes por una
cosa tan inútil para ellos! ¿Para qué querían dos calvos un peine?
A muchas personas les
sucede lo mismo. Se encaprichan por cualquier cosilla y no cejan hasta
obtenerla, aunque les cueste dinero y disgustos... ¡Y no les sirva para nada!
999. Anonimo
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