Una vez se encontró el lobo a la zorra y ésta,
muerta de miedo, le dijo para que no la matase:
-¡Yo soy tu mejor amiga!
Y el lobo se lo creyó y los dos se fueron de
paseo.
Pero al rato se encontraron con un oso. La zorra,
de un salto, se subió a un árbol, y el lobo, que no es tan ágil, se hizo el
muerto para que el oso no le comiese. Efectivamente, el oso creyó que estaba
muerto, le olió por todos lados y le dejó y se fue. Bajó entonces la zorra del
árbol y le dijo al lobo:
-Me ha parecido que el oso te hablaba al oído.
¿Qué te decía?
-¡Que no me fíe de los amigos que me abandonan
en el peligro -contestó el lobo muy enfadado, y se la comió de un bocado.
999. Anonimo
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