Fueron un día dos ciervos a beber en la misma charca, y como era muy
pequeña no podían beber los dos a la vez. Se pusieron a discutir, pues los dos
querían ser los primeros y no se conformaban con esperar un poco. Primero
fueron las palabras, y luego pasaron a los hechos; se enzarzaron a pelear con
sus cuernos. ¡Zas, zas!, sonaban los topetazos tremendos que se daban. Hasta
que uno de ellos dijo:
‑¡Mira a quien tenemos observándonos!
Pararon la lucha, y vieron que a su alrededor se había posado un círculo de
buitres, que esperaban que acabase la pelea para comerse lo que quedase de los
dos ciervos.
Así que rápidamente se pusieon de acuerdo, sortearon quién debía beber
primero, y no discutieron más; los buitres se fueron sin poder darse la
esperada merienda.
999. Anonimo
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