Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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jueves, 30 de agosto de 2012

Los extraños estudios de juan


Un acaudalado caballero estaba enojado con su único hijo porque parecía tonto. No sabía nada, no aprendía nada y sus compañeros se reían de él.
-¡Vaya! Voy a enviarte a Alemania -le dijo su padre, y aunque sea a la fuerza, aprenderás el alemán.
Un año entero pasó el muchacho en Alemania.
-¿Has aprendido mucho? -le preguntó el padre a su regreso.
-De alemán nada, padre; pero he aprendido el lenguaje de los perros.
-¡Eres más tonto de lo que yo creía! En fin, te enviaré un año a Francia, a ver si aprendes el francés.
Se pasó otro año con sus nuevos maestros y al regresar le preguntó su padre:
-¿Qué? ¿Has aprendido el francés?
-No, padre, pero sí lo que los pájaros dicen cuando cantan.
-¿Y para esto me estoy gastando el dinero contigo? En fin, probaré a enviarte a Inglaterra. Puede que el inglés se te dé mejor.
Fue el muchacho, y cuando regresó, pasado un año, el padre repitió su pregunta:
-¿Has aprendido mucho este año, hijo mío?
-De inglés nada, pero entiendo el croar de las ranas.
Harto el padre, echó al niño de su casa:

Todo es util en el mundo 

Anda que te andarás, iba ya el muchacho al borde de sus fuerzas cuando divisó un castillo y solicitó un rincón donde pasar la noche.
-Puedes pasar -le dijeron, pero tendrás que dormir en la torre medio derruida, donde están los perros salvajes.
El muchacho decidió ir con los perros. Después de todo, le gustaban.
El muchacho repartió entre los ladradores los restos de su comida. Ellos movían la cola de contento y no le mordieron ni le ladraron.
En esto, uno de ellos, dijo:
-Mira, muchacho, estamos aquí guardando un tesoro escondido. Puedes buscarlo y si lo encuentras será para ti.
Busca que te busca, Juan encontró el tesoro y en el acto se dispuso a salir del castillo. Era rico, y tomó el camino de la ciudad.

El nuevo príncipe 

Andando, andando, pasó junto a una charca donde croaban las ranas. Como el muchacho entendía su lenguaje, supo que decían:
-¡El rey ha muerto! ¡Acaba de morir el rey!
Y así era en realidad y los ministros del reino buscaban desesperada-mente un nuevo monarca. Al no encontrarlo, decidieron soltar dos palomas mensajeras, y quien llegase a la ciudad con las palomas sería el nuevo rey.
Las palomas fueron derechas hacia el muchacho. Al mismo tiempo, dijeron:
-Tú serás rey.
Ciertamente, Juan no quería serlo. Pero las palomas le dijeron:
-Acepta el trono. Nosotras te ayudaremos a gobernar.
Y aceptó. Y conoció en el palacio a la hija del rey muerto y se enamoraron uno del otro. Toda la ciudad aclamó a los nuevos soberanos, incluso el padre de Juan, que estaba muy asombrado de que su hijo no fuera tonto.
Y fueron tan felices como en los cuentos.

999. Anonimo

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