En tiempos muy remotos alzábase un
castillo llamado de Burg Niedeck en la más eminente cima de las alturas de
Alsacia, que servía de morada al más poderoso de los gigantes, con su esposa y
familia. Este gigante tenía una niña, llamada Freda, que era tan alta como la
torre de la iglesia del lugar vecino.
Era una criatura curiosa en
extremo: amiga de husmear por todas partes. Se le permitía trepar por las
montañas y jugar en los bosques y prados vecinos, siempre que no intentara
bajar al valle, en donde moraban las gentes del país. Estas, en su mayoría,
eran labradores que se dedicaban a la siembra de cereales de todas clases y al
cultivo de sus viñas, labores a las que los gigantes no podían dedicarse; pero
éstos vivían del trabajo de aquéllos.
Decía la tradición que el día en
que un campesino descubriera el camino del castillo de Burg Niedeck,
desaparecerían como por encanto todos los gigantes; pero Burg Niedeck, estaba
situado en un punto casi inaccesible, y difícilmente se podía llegar a él, por
lo cual los habitantes del llano no habían intentado nunca subir hasta allí.
999. Anonimo
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