Un día mamá Cabra tuvo que salir de
casa y dijo a sus siete cabritillos:
-Hijos míos, me veo precisada a
salir. Echad el cerrojo y no habráis a nadie, pues ya sabéis que el lobo ronda
nuestra casa. Cuando regrese tampoco abriréis hasta oír mi voz.
Se marchó doña Cabra y los siete
cabritillos echaron el cerrojo. El lobo, que andaba vigilante, en cuanto vio
alejarse a la cabra, se acercó a la casita y llamó.
-¿Quién es? -preguntó uno de los
cabritillos.
-Soy vuestra mamita. ¡Beee...!
-No es verdad. Nuestra madre tiene
la voz más suave.
No abrieron y el lobo se fue
furioso. Pero pronto aclaró la voz tomando un huevo y, llamó por segunda vez a
la puerta de la casita. Y cuando los cabritillos preguntaron quién era, respondió:
-Soy vuestra mamita...
-Si eres nuestra madre -dijo el
pequeñín, que era muy listo, enséñanos la patita.
El lobo comprendió que había sido
nuevamente descubierto y, furioso, se alejó.
999. Anonimo
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