Hace ya muchísimos años,
en un lejano reino, vivían dos hermanos. Y el mayor con malas artes, se había
apoderado de la herencia de sus padres y se daba una buena vida y comía y
vestía lujosamente.
El hermano menor, por el
contrario, era muy pobre y sólo se alimentaba con berzas y bellotas.
Un día se le ocurrió
plantar simiente de zanahorias y, cuál no sería su sorpresa cuando, pocos días
después, al pasar junto al lugar donde había enterrado las semillas encontró
muchas zanahorias y, entre ellas una tan enorme que apenas pudo cargarla en
el carro: era una zanahoria gigante.
-Es un ejemplar nunca
visto -se dijo. La llevaré a palacio y se la ofrecerá al rey.
A Su Majestad le hizo
mucha gracia el pintoresco obsequio. Y la princesa heredera aseguró que la
zanahoria le gustaba mucho, aunque la verdad era que quien le gustaba era el
joven.
El soberano ordenó que
entregasen al muchacho dos bolsas de oro.
Al saber el ambicioso
hermano mayor lo ocurrido, decidió llevarle al rey cuanto de valor había en su
casa, que era mucho, especialmente objetos de plata, pensando que la
recompensa superaría con creces lo entregado.
El rey observó los
objetos del regalo y pensó que aquel joven rico quería aumentar su fortuna y
decidió darle una lección.
-A la salida os
entregarán un obsequio de mi parte -dijo.
El hermano mayor,
llamado Danko, apenas pudo disimular su furia cuando los criados del rey
cargaron en su carro la zanahoria cosechada por su hermano Lisardo.
999. Anonimo
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