Un hombre, padre de siete hijos, iba a morir, y para darles un buen
consejo, les pidió que cada uno trajera un mimbre.
Luego le dijo al pequeño que partiese los siete mimbres uno a uno, y el
niño lo hizo sin ninguna dificultad.
‑Ahora ‑le dijo al mayor, toma tú otros siete trozos y trata de partirlos
a la vez, juntos.
El mozo, a pesar de que era muy fuerte, por más fuerzas que hacía no lo
conseguía, y tampoco pudieron hacerlo entre todos los hermanos juntos.
‑¿Lo veis? ‑repuso el padre. Esto quería demostraros; uno a uno, sois
débiles, y cualquiera podrá dañaros. Pero si os mantenéis unidos, como los
siete mimbres, nadie será capaz de haceros mal, pues la fuerza de unos se unirá
a la de los otros y así os protegeréis mutuamente.
Dicho esto, murió. Pero los siete hijos, bien aprendida la lección, en
honor a su padre se mantuvieron muy unidos toda la vida y fueron ricos y
felices.
999. Anonimo
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