Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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jueves, 5 de febrero de 2015

Mira .876

Ésta que era una bruja que tenía una hija un punto más bruja que ella. Cierto día había llegado un joven del cual se enamoró la hija llamada Mira. Entonce la bruja se dio cuenta, porque le dijo al joven que para las doce que le dé uva de un sarmiento. El joven se puso muy triste, vino Mira y le dijo que no se ponga triste, que se acostara a dormir al lado del sarmiento y cuando se despierte iba a tener uva; y así fue, se despertó y le llevó uva a la bruja.
La bruja le dijo que para la noche le diera duraznos de un gajo de duraznero. El joven nuevamente estaba muy triste.
Vino Mira y le dijo que hiciera la misma operación, y el joven se acostó a dormir. Cuando se despertó, el gajo que se estaba ladiando de durazno. Cortó los duraznos y le llevó a la bruja. Y así fue que no lo pudo matar la bruja.
En la noche le dijo Mira al joven que la robara, pero primero que le corte los garrones a la chancha de la vieja, que tenía un tranco de diez leguas. El joven de apurado le cortó una.
Cuando salieron de viaje, Mira dejó tres escupas en la cama y se fueron.
La bruja, eso de la media noche, le dijo a su esposo que la Mira no estaba. El viejo le dijo que ahí estaba. La bruja le pegó un grito:
-¡Mira!
Le contestaba la escupa:
-¡Mamita!
Se volvió acostar la bruja. Al alba se volvió a despertar la bruja.
-Viejo, Mira no está.
El viejo le dijo
-Pegale un grito.
La bruja le gritó:
-¡Mira!
-¡Mamita! -le contestaba la otra escupa.
El viejo dijo:
-Has visto, vieja zonza, que áhi'tá Mira.
Se volvió acostar la bruja y eso al amanecer se despertó la bruja y dio un grito:
-¡Mira!
-¡Mamita! -le contestaban las escupas.
Se levantó la bruja y se fue a la cama de la Mira y vio que no estaba.
-Has visto, viejo, que la Mira se disparó; andá a seguirla, ensillá tu caballo y seguila.
Cuando iba cerca, Mira se dio cuenta y le dijo al joven:
-Papá viene alcanzandolós. Bueno, vos te vas hacer el cura, yo una virgen y el caballo una iglesia.
Y así fue. Pasó el viejo por junto che la iglesia, se paró y pegó un grito:
-Cura, cura, ¿no has visto pasar unos pícaros?
El cura no le contestaba. El viejo enojado le dijo:
-Te podís ir a donde no te conozcan.
Pasó el viejo. Mira con el joven tomaron viaje.
-Papá ya vuelve. Ahora vos te vas hacer un jote, yo otro y el caballo una presa seca -y así fue.
Vino el viejo, pasó por junto de la presa y se paró a ver los jotes, y dijo:
-Pobres diablos, qué pueden sacar de esos huesos secos. Pasó el viejo y se fue a su casa. Mira tomó viaje con el joven. El viejo llegó al la casa y le dijo a la bruja, que no alcanzó nada, nada más que había visto una iglesia, un cura, después unos jotes. La bruja le dijo:
-Esos son la Mira con el joven, andá alcanzarlos.
Y se fue el viejo de nuevo al galope. Los volvió alcanzar. Entonce ella y él se transformaron en un picaflor y el caballo en un jardín; pasó el viejo por junto al jardín. Bueno, como les iba contando, el viejo dijo:
-¡Ve, tan lindas las flores! -pero pasó apurado.
Siguieron viaje nuevamente ellos. Al poco rato le dijo Mira al joven:
-Papá ya vuelve, ahora vos vas a llevar un cántaro. El caballo va a ser el cántaro y yo la olla.
Vino el viejo y se paró.
-Oiga, amigo, ¿no ha visto pasar unos pícaros por acá?
Y el joven repetía:
-Llenate cantarito, llenate cantarito.
-Oiga, joven ¿no ha visto pasar unos pícaros por acá?
-Llenate cantarito, llenate cantarito.
El viejo enojado se fue a las casas. Llegó allá y Mira seguía viaje.
La bruja le preguntó:
-¿Y la Mira?
-No la he alcanzado.
-¿Y qué has visto?
-En un jardín, un zonzo que estaba llenando un cántaro y no me contestaba.
-Más zonzo sos vos que no le has quitado la olla; ésa es la Mira.
Y entonce se fue la vieja en la chancha, y áhi no más los alcanzó. Y entonce ella y él se convirtieron en peces y el caballo en una laguna. Llegó la vieja. Le gritaba:
-¡Mira! -¡Mamita! -le contestaba de una punta la Mira.
La bruja se iba para la punta del lago y le gritaba.
-¡Mira!
-¡Mamita! -le decía, para la otra punta.
Y así la cansó a la vieja. La bruja enojada le echó una maldición, que a la primera que alguien lo abrace al joven, que él se olvide de ella.
Llegaron al pueblo del joven y Mira le dijo al joven:
-No vaya a abrazar a nadie.
Llegó a la casa y la abrazó a su madre, y áhi no más se olvidó de Mira. Y él había tenido novia y apenas llegó se quiso casar con la otra novia. Y ya estaba listo. Y estando en el baile, antes de ir a la mesa, dijo Mira que la dejen hacer una prueba. Le aceptaron y entonce sacó una gallina y un gallo, y los hacía bailar. Dejaban el baile, y se decían:
-¿Te acuerdas gallito, cuando tatita nos iba alcanzando y el caballo se hizo una iglesia y yo una virgen y vos un cura?
-No me acuerdo -decía el gallito.
Seguían bailando. Se volvían a parar.
-¿Te acuerdas gallito cuando tatita nos iba alcanzando y vos te has convertido en jote y el caballo en presa?
-No me acuerdo -decía.
Seguían bailando los dos, se volvían a parar, y le decía la gallina al gallito:
-¿Te acuerdas cuando tatita nos alcanzaba y vos te has convertido en picaflor y yo también, y el caballo en jardín?
-Medio me estoy acordando.
Seguían bailando y volvían a pararse y le dijo:
-¿Te acuerdas gallito cuando mamita nos alcanzó y el caballo se hizo un lago y nosotros peces?
-Ya me acuerdo.
Y entonce salió el joven de adentro y la abrazó a Mira y dejó la otra novia preparada.

Pablo Aballay, 75 años. Quebrada del Vallecito. General Roca. La Rioja, 1950.

Lugareño originario de la región. Oyó muchas veces este cuento a su madre.

Cuento 876. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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