Ésta
que era una bruja que tenía una hija un punto más bruja que ella.
Cierto día había llegado un joven del cual se enamoró la hija
llamada Mira. Entonce la bruja se dio cuenta, porque le dijo al joven
que para las doce que le dé uva de un sarmiento. El joven se puso
muy triste, vino Mira y le dijo que no se ponga triste, que se
acostara a dormir al lado del sarmiento y cuando se despierte iba a
tener uva; y así fue, se despertó y le llevó uva a la bruja.
La
bruja le dijo que para la noche le diera duraznos de un gajo de
duraznero. El joven nuevamente estaba muy triste.
Vino
Mira y le dijo que hiciera la misma operación, y el joven se acostó
a dormir. Cuando se despertó, el gajo que se estaba ladiando de
durazno. Cortó los duraznos y le llevó a la bruja. Y así fue que
no lo pudo matar la bruja.
En
la noche le dijo Mira al joven que la robara, pero primero que le
corte los garrones a la chancha de la vieja, que tenía un tranco de
diez leguas. El joven de apurado le cortó una.
La
bruja, eso de la media noche, le dijo a su esposo que la Mira no
estaba. El viejo le dijo que ahí estaba. La bruja le pegó un grito:
Y
así fue. Pasó el viejo por junto che la iglesia, se paró y pegó
un grito:
-Pobres
diablos, qué pueden sacar de esos huesos secos. Pasó el viejo y se
fue a su casa. Mira tomó viaje con el joven. El viejo llegó al la
casa y le dijo a la bruja, que no alcanzó nada, nada más que había
visto una iglesia, un cura, después unos jotes. La bruja le dijo:
Y
se fue el viejo de nuevo al galope. Los volvió alcanzar. Entonce
ella y él se transformaron en un picaflor y el caballo en un jardín;
pasó el viejo por junto al jardín. Bueno, como les iba contando, el
viejo dijo:
Y
el joven repetía:
Y
entonce se fue la vieja en la chancha, y áhi no más los alcanzó. Y
entonce ella y él se convirtieron en peces y el caballo en una
laguna. Llegó la vieja. Le gritaba:
Y
así la cansó a la vieja. La bruja enojada le echó una maldición,
que a la primera que alguien lo abrace al joven, que él se olvide de
ella.
Llegó
a la casa y la abrazó a su madre, y áhi no más se olvidó de Mira.
Y él había tenido novia y apenas llegó se quiso casar con la otra
novia. Y ya estaba listo. Y estando en el baile, antes de ir a la
mesa, dijo Mira que la dejen hacer una prueba. Le aceptaron y entonce
sacó una gallina y un gallo, y los hacía bailar. Dejaban el baile,
y se decían:
-¿Te
acuerdas gallito, cuando tatita nos iba alcanzando y el caballo se
hizo una iglesia y yo una virgen y vos un cura?
-¿Te
acuerdas gallito cuando tatita nos iba alcanzando y vos te has
convertido en jote y el caballo en presa?
-¿Te
acuerdas cuando tatita nos alcanzaba y vos te has convertido en
picaflor y yo también, y el caballo en jardín?
Pablo
Aballay, 75 años. Quebrada del Vallecito. General Roca. La Rioja,
1950.
Lugareño
originario de la región. Oyó muchas veces este cuento a su madre.
Cuento
876. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) – 069
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