Éste
que era un matrimonio. Que eran muy pobres. Y este matrimonio que
tenía dos hijos. Y claro, el padre como era pobre no tenía cómo
darles de comer. Y un día, esque dice el padre que se iba a ir a la
orilla del río a pescar.
Y
bueno. Este señor había acomodado un pedazo de carne y se había
ido a la orilla del río a pescar. Y estando a la orilla del río ató
la carne en un alambre y la entró en el agua. Al entrarla en el agua
sacó un pescado, que era un pescado hembra. Y bueno, al sacarla,
esque le dice la pescada que no la mate a ella y que ella le va a dar
una virtú para que pueda criar sus hijos, porque como él era tan
pobre, ella le iba a dar una virtú. Y entonce esque le dice la
pescada:
-Mirá,
tomá estas dos plantitas de naranjo. Plantalas en tu casa. Mientras
vos estés bien, las plantitas se van a conservar verdes. Y también
te van a avisar así cuando tus hijos sean grandes y salgan a rodar
tierra. Pero siempre -esque le dice- no tienen que pararse adonde
haiga una laguna, porque va a ser para mal.
Bueno.
Este señor esque había recibido todos los consejos y se había ido
a las casas. Y antes, claro, había largado la pescada. Este hombre
tenía pescados en abundancia y vendía y pasaban muy, bien la vida.
Las tenía muy bien cuidadas a las plantitas de naranjo y no dijo
nada a nadie.
Y
bueno, los hijos ya 'taban grandes, ya si habían criado. Y un día
esque le dice el hijo mayor, que iban a salir a rodar tierra, porque
como ya eran grandes, podían trabajar para ellos vestirse. Y bueno,
el padre esque le dice que bueno, que estaba bien, que se vayan. Y el
padre esque le había dado a cada uno un caballo blanco y dos perros.
Así que ya salieron.
Y
ya habían caminado mucho. Y se encuentran con dos caminos. Que
estaban en cruz. En un camino que decía Irás
y nunca volverás,
y el otro que decía Por
acá irás y volverás.
El menor dice:
Y
bueno, cuando el mayor iba por el camino, se encuentra con una laguna
muy grande de agua y la pescada le había dicho que no se pare donde
hay agua. Y bueno, al bajarse a la laguna con agua, le dio agua al
caballo y al perro, y al mirar así, para el lado, vio que había un
palacio muy grande. Y en ese palacio esque vivía una reina. Y esa
reina que tenía muchas criadas. Y cuando este joven que se había
bajado, esque si había visto desvestido. Y es que sale una de las
criadas, y esque le dice a la reina que allí estaba un hombre, pero
que estaba desvestido.
Bueno,
esque este joven se había vestido y había subido en el caballo, y
había llegado. La Reina lo había recibido muy bien. Le había dado
de comer y le había dicho que qué andaba haciendo él. Y que le
dice él, que él andaba en busca de trabajo. Y que le dice la Reina
que ella tenía mucho trabajo, que se quede allí con ella. Él le
trabajaba a la Reina, y esta Reina si había enamorado de este joven.
Y bueno, como estaba tan enamorada esta niña del joven, se habían
casado y vivían muy felices.
Esque
el palacio tenía una ventana para el lado del norte. Bueno. Este
joven esque va y abre esa ventana, y a lo lejos, esque ve un humito.
Muy lejos que era. Y bueno, esque le dice a la señora qué era ese
humito que vían tan lejos. Y que le dice la Reina que todos los que
iban a donde se vía ese humito que nunca volvían. Que por eso decía
en ese camino que era donde llegaban y no volvían más.
Bueno.
A este joven que le había llamado la atención eso. Y él que le
dice a la señora que él iba a ver eso, que él iba a llegar. Que le
dice la niña que no, porque no iba a volver más.
Bué...
Había salido y si había ido. Bueno... Cuando había ido cerca, que
se veía más y más humo. Y ya se vía más grande el humo. Pero él
había llegado no más adonde estaba el humo. Cuando él había
llegado, que era una casa, y sale una viejita, y que le dice:
-¡Ay!,
hijito, venís muerto di hambre y de seh -esque le dice. Tomá este
matecito para que se te quite la seh. Tomá este palito para que atís
tu caballo, tomá esta cadenita para que atís tu perrito.
Y
bueno, esque este joven había atado el caballo y había atado el
perro, y ya si había trastornado, ya no sabía qué es lo que iba
hacer. Y bueno, esta viejita lo había llevado a él y lo había
encerrado en una pieza con llave.
Bueno...
El otro hermano había seguido por el camino que decía que iba a
volver, había andado mucho, había trabajado mucho, y si había
devuelto ande 'taban los padres.
Y
bueno... Este joven había llegado y había preguntado del hermano de
él. Y bueno, esque los padres le decían que no había vuelto él.
Y
bueno... El padre esque tenía las plantitas de naranjo, y las
cuidaba mucho. Las dos habían estado bien verde. Una era la del
hermano mayor y la otra del hermano menor. Y un día, una amaneció
marchista. La marchista era la del hermano mayor, la del joven que si
había perdido. Y bueno, entonce el hermano menor dijo que se iba a
buscar al hermano que estaba en peligro. Él sabía que su hermano
había tomado aquel camino que decía que nunca iba a volver, pero no
les avisaba nada a los padres.
Bueno.
Este joven si había despedido y había salido en busca del hermano,
en su caballo y con su perro. Al llegar a los dos caminos, no sabía
qué hacer, pero dijo que sea lo que sea y siguió por el camino que
decía Irás
y nunca volverás,
porque ahí tenía que dar con el hermano.
Bueno...
Él había encontrado la misma laguna. Se había bajado, y había
dado agua al caballo, y que en ese momento si había visto
desvestido, y al mirar a un lado, había visto el mismo palacio que
había visto el hermano. Y que sale la misma criada de la Reina y lo
ve, y lu había confundido con el otro hermano, el esposo de la
Reina. Y entonce que va corriendo y le dice a la Reina que ahí 'taba
su esposo y estaba desvestido.
Y
bueno, esque le dice la Reina, que le lleve ropa y que le dice que
pórque no quiere venir ande ella estaba.
Y
bueno, y esque va la negra y lleva ropa y lo habla como si fuera su
amo. Y le dice que la Reina dice que porque no quiere ir ande 'tá
ella después de tanto tiempo que se ha ido. Él estaba calladito. Y
la negra que le conversaba de todo lo que pasaba en el palacio, y que
lo echaba tanto de menos, y que ella lo esperaba todos los días.
Entonce el joven se dio cuenta que lo confundía con el hermano y que
esa Reina era la esposa.
Y
bueno, y jue al palacio. Y la Reina lo recibió como el esposo y le
conversaba de todo, y le preguntaba porque estaba tan distinto, tan
distraído. Él le dijo que él estaba así porque todavía tenía
que vencer un encanto. Y esa noche cuando jueron a dormir, él había
sacado la espada y la había puesto en el medio de la cama. Todo le
llamaba la atención a la niña, pero esperaba que cambiara el esposo
y juera como era antes.
Y
al otro día, el joven va y abre la ventana que da al norte y ve el
humito. Y bueno, y pregunta qué es eso. Y la señora le dice que él
sabía mejor que nadie, porque él había ido allá a pesar de que
ella le decía que no fuera. Y el joven que no le daba ningún
contesto95,
pero se daba cuenta de todo. Y se dio cuenta que allá si había
quedado el hermano.
Y
bueno, al otro día siguió ese camino y salió en busca del hermano.
Y llegó a la misma casa que había llegado el hermano y salió la
misma viejita. Y que le dice:
-¡Ay!,
mi hijito, que viene muerto de seh. Tome este matecito para que se le
corte la seh... Tomá este palito para que atís tu caballo y esta
cadena para que atís tu perrito.
Este
joven ya se dio cuenta que áhi 'taba su hermano porque vio el
caballo atado a un palo, por morirse y el perro encadenado, también
por morirse:
Y
entonce este joven de ver que lo escondían al hermano, que si había
puesto a peliar con la viejita. Y él esque le pegaba a la viejita
con la espada y no li hacía nada, porque era bruja, la vieja. Y
bueno, tanto le pegó que ya a dehhora de la noche, al primer canto
del gallo, ya li había podido pegar con la espada y li habían
saltado las llaves que guardaba en el pecho y había dehaparecido.
Y
bueno, entonce él había levantado las llaves y había abierto todas
las puertas que tenía ese palacio. Y cuando había ido en la última
pieza había abierto y lo ve al hermano que ya 'taba por morirse, y
que estaba en las últimas.
Y
bueno, áhi lo saca, li había dehatado el caballo y el perro. Y los
dos, muy contentos si habían devuelto al palacio de la Reina.
Cuando
venían por el camino, que le cuenta el joven más chico que había
estado en el palacio de la Reina. Y que ella lo había hecho dormir
con ella. Y bueno, este joven, el esposo de la señora se había
enojado mucho, y esque le decía que él no debía haber dormido con
la señora. Y quí áhi le da un solo tiro y lo mató.
Y
bueno, y al caminar se encuentra con un montón de víboras. Y él
esque veía que estas víboras se mataban y esque venía otra y le
pasaba unas hojitas di una planta que 'taba áhi y que la muerta
volvía a vivir.
Y
bueno, que éste había estado áhi largo rato y que si había
arrepentido di haber muerto al hermano, y que dice que cómo él no
podía hacer vivir a su hermano con esas hojitas, también.
Y
que va y lleva las hojitas y lo hace vivir al hermano. Y esque lo
hace subir al caballo y lo hace seguir y se van adonde estaba la
Reina.
Y
bueno. Llegaron adonde estaba la Reina y los recibió muy bien y
contenta. Y le contaron todo lo que había sucedido. Y ella contó
que lo había hecho dormir con ella creyendo que era el esposo, pero
que él había puesto al medio la espada.
Y
bueno, los padres vían ahora que las plantitas de naranjo 'taban
verdes otra vez después que 'taban marchistas. Y ya se pusieron
contentos. Y ellos habían pedido a las plantitas un gran palacio.
Y
bueno, los hermanos fueron a ver los padres con la Reina y se
quedaron muy contentos de verlos como estaban. Y así todos fueron
felices por la virtú que dio la pescadita aquella.
Pastora
Soria, 25 años. Guandacol. La Rioja, 1951.
Muchacha
de pueblo. Empleada de servicio doméstico. Muy buena narradora.
Cuento
859. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 069
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