Era
un padre viudo que quedó con dos hijos, un varoncito y una mujer más
chica. El padre se civiló con otra mujier. La madrasta era buenita
en los primeros días y después s'hizo mala, la madrasta.
Después
ella ha dicho al hombre que si quiere vivir con ella, que los bote a
los hijitos, y si quedan los hijitos ella se va. Y el padre, por no
dejarla a la mujier, llevó a botarlos a los hijitos. Y les llevó
bastante avío pa que coman. Y los llevó muy lejo.
Y
él los dejó solos en una montaña. Y él les dijo que se quedaran
áhi ellos, que él s'iba a darles agua a los animales. Y no volvió
más.
Y
después se les acabó el avío a ellos y no tenían qué comer, y
han vuelto a la casa; a los varios días han llegado.
Y
la madrasta que decía a todos que adónde 'tarían los hijitos para
darles de comer -que le sobraba la comida. Y cuando ha dicho así se
han presentado los hijitos y ellos dijeron:
Y
otra vez unos días los ha teníu bien la madrasta. Y otra vez los ha
vuelto a tratar mal y li ha dicho al hombre que los tiene que botar
más lejo.
Y
otra vez los llevó el padre más lejo, que no vuelvan más. Y áhi
'taban ellos. Y cuando ha acabau todo lo que habían llevau, y ellos
lloraban, se les presentó una viejita y les ha preguntau qui hacían.
Y ellos le han contau que el padre los ha botau. Y les ha dejau pan,
azúcar y yerba. Pero que no lo tienen que acabar al pan, les ha
dicho, que tienen que comer de pedacitos. Y que ellos comían todo el
día el pan, y que el pan quedaba lo mismo.
Y
después se les han presentau dos perros y si han quedau con ellos, y
que se llamaban Rompefierro y Rompecadena.
Y
cuando si ha ido el chango se le ha aparecido a la chica un hombre,
que se llamaba Crespín. El hombre lo quere llevar a la chica, y la
chica, no lo quere seguir al hombre. Y el hombre ha dicho que lo va a
matar al hermano, y lo va a llevar a la chica. Y la chica ha
dicho que sí. Y el perrito ha 'stau oyendo todo.
Y
ha veníu el muchacho a la tarde, traendo miel. Y el perrito ha salíu
corriendo a toparlo al chango y le ha contau:
-Ha
veníu un hombre a llevar a tu hermana. Te va a matar a vos y lo va a
llevar a tu hermana. Vos tenís que gritar cuando estés en peligro:
¡Rompefierro! ¡Cortacadena!
Y
después el hombre y la hermana lo han encadenau al chango y el
chango ha gritau: ¡Rompefierro! ¡Cortacadena! Y áhi han llegado y
lo han salvado al chango de los fierros y las cadenas y lu han matau
al Crespín.
Y
si ha enojau el chango y la ha hecho subir a la hermana a un árbol y
él si ha bajau dejajando con el machete. Y la chica no si ha podíu
bajar y áhi si ha hecho pájaro y que gritaba:
Y
si ha ido el chango. Y 'taba yendo y ha encontrau una princesa que el
Rey había botau para que un bicho lo
comiera. Y que era un bicho de siete
cabezas. Y el que lo salvara se casaba con la princesa. Y el muchacho
se ha quedau para matarlo al bicho con sus perros.
Y
el muchacho 'taba cansau y se ha quedado dormido. Y el bicho venía
cerca y ella, la princesa, no lo podía hacer dispiertar. Y ella
lloraba, y ha gotiau una lágrima y cayó sobre la cara del chango y
dispiertó. Y los dos perros lo han ayudado a matalo al bicho. Y
después le ha sacado el muchacho las siete lenguas al bicho.
Y
le ha dicho que se calle, a la princesa, que no diga nada.
Y
se ha hecho una fiesta porque el Rey la quería hacer casar a la
Princesa con el negro. Y la Princesa no se quería casar con el
negro. Y han estado en el banquete y cuando le han servido el primer
plato al negro un perro del muchacho ha entrado y le ha sacado el
plato. Y cuando le han servido al negro el segundo plato el otro
perro le ha sacado el plato también. Entonce el Rey ha dicho que de
dónde son esos perros. Y la Princesa lloraba y decía que el dueño
de los perros era el que ha muerto al bicho de siete cabezas. Y han
ido a buscar al dueño de los perros. Y ha venido. Y el negro decía
que él había muerto la serpiente de siete cabezas y por eso la ha
traído. Y el muchacho ha dicho que miren si tienen lenguas y han
visto, y no tenían. Entonces él sacó las siete lenguas del
bolsillo. Y áhi el Rey ha dicho que se case con el chango y se han
casado. Y han quedado todos contentos.
La
narradora, nativa del lugar, aprendió el cuento de la madre que era
una buena narradora colla.
El
cuento contiene motivos de otros cuentos tradicionales como el de
Los niños abandonados en el bosque.
Cuento
842. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 069
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