Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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jueves, 5 de febrero de 2015

La ciudad de tres picos de amores .958

Éste era un joven que se le había muerto la madre. Quedó solo y triste y no hallaba ni sabía qui hacer. Ensilló su caballo y dejó las llaves a un negro que tenía en la casa por las dudas qui algún día vuelva.
Se fue y llegó a una casa donde estaba abierto el portón y golpió la puerta. Y salió una sombrita que era la dueña de casa y que estaba encantada. Lo hizo pasar para adentro y durmió ahí. Después lo llevó al comedor y le dijo la sombrita que estaba encantada, que su padre la encantó porque no se quería casar. Él le dio un anillo y ella le dio un pañuelo y le dijo que la vaya a buscar a la Ciudad de los Tres Picos de Amores.
Y se fue el joven. Y llega a un rancho que era la casa de la madre del Viento Sur, y le dijo la vieja que no se arrime. Y él no dijo nada. Y después le dijo la vieja que lo iba a esconder. Hizo un hoyo en la cocina y lo enterró.
Cuando vino el viento que le decía a la vieja:
-¡Pus! ¡Pus! Carne humana jiede.
Y la vieja le dijo que era un joven que preguntaba por la Ciudad de Tres Picos de Amores. El viento dijo que tanto andar no ha sentido decir de esa ciudá y le dio unas botas para que camine con gran velocidá.
Y luego no más llegó a la casa de la madre del Zonda y le dijo lo mismo. Y después llegó a la casa del Rey de los Pajaritos y le dijo el Rey que iba a llamar con una flauta a todos los pájaros para preguntarles. Los pajaritos le dijieron que ellos no sabían y que faltaba el águila real, que la espere que ya iba a venir. Y llegó en seguida y le dijo el Rey si por qué si había demorado. Y le dijo l'águila que venía de la Ciudad de los Tres Picos de Amores y que hacía tres días que la Blanca Josefa se estaba por casar. El joven le dijo que lo lleve y el águila le dijo que bueno, pero que tenía que llevarle mucho que comer y darle la libertá para toda la vida. El Rey se la dio y les entregó un cordero que luego se terminó porque el águila comía todo el camino. Y emprendieron el viaje alzándolos al cordero y al joven. Cuando acabó el cordero, decía que tenía hambre y le comió al joven los brazos y las piernas. Y ya 'bían llegado, y cuando abrió los ojos el joven estaba sentado en un mortero, tras la casa, y lo dejó al joven. Y se fue a buscar en la cocina qué comer y le pidió café y le trajo para el joven que estaba muy triste porque no podía dentrar porque le faltaban las piernas y los brazos, y le dijo que se los iba a entregar. Y le entregó las piernas y los brazos y se los pegó al cuerpo como las tenía antes. Y fue a la cocina con l'águila. Entonces lo había visto la Blanca Josefa y les pidió que se lo llevaran a donde estaba ella, que quería conocerlo. Y al llegar el joven donde ella estaba, salió a relucir el anillo y el pañuelo, y le dijo al Rey la niña, que ése era el novio de ella, porque él la desencantó. Y se casó con él y duró tres días la fiesta. Y a los tres días le dijo el águila al joven que ya lo iba a dejar porque ella no era águila sino un ángel. Y se hizo una palomita blanca y se voló.

Laurinda Cerezo, 60 años. El Horno. Vinchina. Sarmiento. La Rioja, 1950.

Campesina. Buena narradora.

Cuento 958. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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