Los
tres picos de amores
Era
un joven que era muy valiente para peliar. Le pidió al padre que le
regalara un puñal que él tenía, para salir a rodar tierra. Y se
fue.
En
un camino se juntó con un gaucho, que era valiente igual que él.
Entonce Juan sin Miedo lo desafió a peliar.
Y
se juntaron. Cada uno con un puñal. Peliaron hasta que quedaron
cansados los dos. Ninguno de los se cortaron.
De
la gran ses que tenían se jueron a un rancho que devisaron a pedir
agua. Al llegar al rancho, no había gente.
Juan
sin Miedo que era el más valiente, devisó para adentro de la casa.
Y detrás de la puerta había una tina con agua. Y entonce le dijo al
compañero:
Cuando
Juan sin Miedo se agachó a tomar agua, una víbora que 'taba adentro
del tacho, le pegó un picotón. Entonce Juan sin Miedo la tomó con
una mano de la cabeza doblandolá contra la orilla 'el tacho y se
puso a tomar agua. Y lo llamó al compañero para que aprovechara de
tomar agua, mientra él la tenía a la víbora. El compañero tomó
agua y salió en seguida afuera. Entonce la víbora le dijo a Juan
sin Miedo:
-Yo
soy una niña encantada de los diablos. Si usté -le dice la víbora-
se anima a peliar tres noches con los diablos, yo volveré a ser niña
como era ante.
Entonce
Juan sin Miedo le dijo que iba a hablar con el compañero. Y le dijo
el compañero que 'taba bien. Entonce volvió Juan sin Miedo adentro
de la pieza y le pidió los datos cómo tenía que hacer para peliar
con los diablos.
La
víbora le dijo que tenía que peliar tres noches y ella podía
arreglar cualquer asunto, basta que cuando peleen con los diablos, no
vayan a decir ¡ay! Que ellos, ojala los maten los diablos, basta que
ellos no digan ¡ay! los pueden hacer ceniza, que ella los haría
vivir otra vez. Pero si ellos decían ¡ay!, a ella ya no le
alcanzaba el poder para poderlos salvar.
La
primera noche peliaron con los diablos. Al compañero de Juan sin
Miedo, al pegarle una puñalada los diablos, dijo ¡ay! y se perdió
para siempre. Juan sin Miedo siguió peliando hasta que lo mataron,
pero sin decir ¡ay! Lo quemaron los diablos y le aventaron la
ceniza. A las dos horas Juan sin Miedo estaba vivo. Y ya la niña
estaba medio cuerpo hecha cristiano.
La
segunda noche volvió a peliar con los diablos. Lo volvieron a matar,
pero no dijo ¡ay! A las dos horas estuvo vivo. La niña estaba más
de medio cuerpo hecho cristiano. La tercera noche volvió a peliar.
Lo volvieron a matar y no dijo ¡ay! Lo volvieron a quemar y le
aventaron la ceniza. A las dos horas volvió a vivir. La niña ya
'taba toda hecha cristiano. No volvieron más los diablos. Se acabó
el encanto.
Ella
le habló a Juan sin Miedo y le dijo que ellas eran tres hermanas y
que las tres estaban encantadas de los diablos. Que una era un limón
que 'taba en la ventana y la otra era una planta de durazno que 'taba
más retirado de la casa ande 'taba ella. Y que para desencantarlas,
que él tenía que cuidar el durazno y ella iba a cuidar el limón
durante dos días, para que puedan volver las niñas como eran antes.
Y le dijo a Juan sin Miedo:
-Va
a venir un negro con una copa de licor a envitarlo. Usté no vaya a
querer tomar, porque usté se va a morir y le van a robar el durazno.
Entonce
Juan sin Miedo se jue a cuidar la planta de durazno. Y ya llegó el
negro. Entonce Juan sin Miedo, cuando vino el negro sonriendosé, en
envitarlo con el licor, Juan sin Miedo, intentó, con una mano
agarrar el vaso, y con la otra mano intentó pegarle una puñalada. Y
al hacer el ademán, le saltó una gota de licor en la boca y cayó
al suelo, en forma de muerto. Y el negro le robó el durazno.
Bueno...
Al ver la niña que este joven no iba para ande ella 'taba, después
de dos días, se vino a verlo y lo halló muerto. Ella se puso a
llorar porque ella se quería casar con él, y de ver que no daba
señal de vida, le dejó un pañuelo bordado con las iniciales de
ella, en un bolsillo del saco, donde le decía, si por las dudas
viviera: «Si me quieres ir a ver, andá a Los Tres Picos de
Amores, que ahí me encuentro yo».
Al
poco rato que ella se jue del lado de él, Juan sin Miedo volvió en
sí y se jue a ver a la niña al rancho donde 'taba el limón y no
encontró ni el limón ni la niña. Y se largó a llorar por los
campos. Al estar sentado bajo de un árbol, pensando en ella, se
empezó a buscar en los bolsillos y encontró el pañuelo donde le
decía: Si me quieres ir a ver, andá a Los Tres Picos de Amores.
Este joven, desesperadamente no hallaba adonde ir a preguntar en
dónde quedaba ese lugar, hasta que por fin devisó un palacio en
donde había toda clase de bichos. Y llegó a preguntar que si no
conocían ese lugar. Le preguntó al Reis del palacio.
El
Rey le contestó que iba a preguntar a todos los bichos del mundo que
asistían ahí. Y el Reis, con una flauta llamó a todos los bichos y
les preguntó que si no conocían ese lugar. Los bichos contestaron
que nunca habían sentido ni nombrar ese lugar. Entonce Juan sin
Miedo le preguntó al Rey que adónde podía ir a preguntar, que le
dieran noticia.
Entonce
el Reis le dio un papel escrito para que vaya a la casa de otro Reis
donde había todas las clases de aves de todo el mundo.
Y
se dirigió a la casa 'el Reis y le entregó el papel. Entonce el Rey
le dijo que iba a preguntar a las aves. El Reis con una flauta llamó
por primera vez y se asentaron en los árboles y en el suelo,
cantidades de aves. Y les preguntó si no conocían ese lugar, Los
Tres Picos de Amores. Y las aves contestaron que no habían
sentido ese nombre. Pero un icaco pidió la palabra al señor Reis y
le dijo que había sentido conversar a l'águila renga, que ella
'taba envitada para un casamiento en esa ciudá, pero que no sabía
en dónde era. El Rey por segunda vez volvió a tocar la flauta y la
águila renga era la única que faltaba. No apareció a la segunda
llamada. Vuelve a tocar la flauta por tercera vez y se sentó en un
árbol abriendo las alas de cansada. Le pregunta el Rey de las
águilas que por dónde había andado. Y le dijo que había estado en
Los Tres Picos de Amores, donde se casaba la hija de un Rey.
Juan sin Miedo le preguntó que si no podía hacer el favor de
llevarlo a Los Tres Picos de Amores. Ella le contestó que era
muy imposible porque estaba muy cansada. Tanto le rogó él que le
acetó de llevarlo.
Bueno...
Le dijo que lo iba a llevar. Lo que sí, tenía que buscar diez
capones para que le diera de comer a ella durante el viaje porque
estaba muy lejo y había que atravesar la mar.
Juan
sin Miedo buscó los diez capones y los hizo en forma de un collar y
se lo puso al águila. Y él subió sobre las alas. Y l'águila
remontó vuelo con toda esta carga.
Ante
de llegar a tierra, por varias ocasiones l'águila le pedía carne y
ya no había. Entonce, Juan sin Miedo se cortó un pedazo de carne de
la pierna de él y le atravesó en el pico. Y llegó a tiempo al
frente del palacio. L'águila renga al ver que le salía tanta sangre
a él de la pierna, le preguntó qué le pasaba. Entonce él le dijo
que como la carne le faltó para dar cumplimiento a ella, se tuvo que
cortar un pedazo de la pierna de él para darle. L'águila renga
devolvió la carne de él que había tragado y se la vuelve a pegar
en la pierna. Quedó como si no se hubiera cortado nunca. Y entonce
l'águila renga le dio una piedra de virtú para que él pida lo que
él quiera pedir con eso. Y l'águila se despidió y se volvió al
palacio de las aves.
Entonce
Juan sin Miedo le pidió a la piedra que lo hiciera formar un viejo
sucio y todo rotoso, y se dirigió adonde era el casamiento de un
príncipe con la niña, la hija del Rey. Al llegar allí unos metros
antes de llegar, el Reis lu hizo sacar a patadas. En seguida volvió
a insistir. Entonce el Príncipe pidió que lo dejaran llegar para
ver qué es lo que quería hacer.
El
viejo éste, se dentró adentro de la pieza donde 'taban los novios y
se puso al lado de la puerta, a limpiarse los ojos, y en seguida sacó
un pañuelo del bolsillo del saco y lo abrió haciendosé que se
quería limpiar la nariz. Y entonce lu alcanzó a ver la niña y
conoció el pañuelo. Pegó un salto dejandoló al novio y lu abrazó
a Juan sin Miedo, diciendo:
Áhi
no más los agarraron a los dos, a la niña y a Juan sin Miedo y los
echaron al corral de chanchos. Era en horas de la noche.
Al
otro día temprano se levantaron los sirvientes del Rey, como de
costumbre. Entonce devisaron, a corta distancia, un palacio mejor que
el del Rey.
Y
ése era el palacio de Juan sin Miedo que pidió a la piedra de virtú
que le dio l'águila renga. Y áhi se casó con la niña y jue la
almiración de todo el mundo. Y vivieron felices muchos años.
Agustín
Cruz Bustamante, 40 años. Villa de María del Río Seco. Córdoba,
1952.
El
narrador es nativo del lugar. Trabajador rural. Ha concurrido a la
escuela local.
Villa
María del Río Seco: Viejo pueblo del norte de Córdoba que conserva
sus costumbres tradicionales y en donde nació Leopoldo Lugones.
Al
cuento tradicional se han agregado otros motivos.
Cuento
963. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 069
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