252. Cuento popular castellano
Éstos eran tres estudiantes, que llegado el
día de las vacaciones, y encontrándose sin recursos para el viaje a sus
correspondientes pueblos, decidieron irse a pie. Mas como éstos eran cazadores,
tenían cada uno su escopeta y con ella hicieron el viaje, con la esperanza de
encontrar algo de caza por el camino y con ella poderse sustentar durante la
jornada.
Efectivamente, llegaron a un pueblo de la
provincia de Salamanca donde mataron un lobo, que se les presentó en medio de
un camino. Llenos de alegría se fueron con el lobo al pueblo más inmediato para
vender la piel y con ello sacar para comer. Mas tuvieron una discusión entre
ellos sobre quién había sido el que le había matado, queriéndose adjudicar cada
uno el importe para él.
Y como no tenían ningún medio de arreglo
entre los tres, se presentaron al juez del pueblo y le dijeron que habían
matado el lobo. Cada quien decía que le había matado él, y no querían que se
repartiera entre los tres; pero como todos decían lo mismo, que cada quien lo
había matao él, el juez les propuso que la piel se la daría a aquel que
desarrollara mejor un discurso respecto al lobo. Y así lo hicieron. Puso a
cada uno en una habitación, les dio un plazo de diez minutos y pasados éstos,
se presentaron cada uno. Entra el primero, y dice al juez:
-Señor juez, este lobo que hemos matado, yo
digo que ha dormido más noches en desierto que no en poblado.
-Bien, bien. Está muy bien. Vamos a ver ahora
el otro.
Entró el otro, el segundo, y dice:
-Señor juez, yo digo que este lobo que hemos
matado, ha comido más carne cruda que no asada.
-Perfectamente. Muy bien, muy bien. Me gusta.
Y entra el tercero y dice:
-Señor juez, yo digo que este lobo que hemos
matao jamás ha llevado peor noche que la que le hemos dado. Y el juez dijo:
-Muy bien. Has estado muy bien. Para ti es el
lobo.
Herrera
de Río Pisuerga, Palencia. Miguel
Arroyo. 25
de mayo, 1936. 60
años.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
No hay comentarios:
Publicar un comentario