389. Cuento popular castellano
Un viajero iba a una feria a vender sus
mercancías. Y en el trayecto, que era bastante largo, y no podía llegar en el
día, había una venta donde determinó quedarse. Bueno, después de cenar y echar
de comer a las bestias y lo demás, preguntó al dueño de la posada si por
casualidaz tenía reloj, porque necesitaba despertar para llegar pronto a la
feria. Y le contestó que no le tenía, que no tenía reloj; pero que tenía un
gallo que cantaba siempre a las cuatro de la mañana.
Se acostó muy tranquilo, esperando el cántico
del gallo. Y como el sueño fue demasiado pesao, no consiguió oírle cantar. Y al
despertar, como se había echado a dormir en el portal, le daba el sol en la
cara. Y comprendió que no llegaría a tiempo a la feria. Y entonces,
desesperado, entró en el patio, pegó un palo en el pescuezo al gallo y le mató.
Y sin contar con nadie, le echó a la alforja.
Y entonces hizo la carga y cogió el camino
adelante, donde encontró a otro viajero que iba a parar a la misma posada. Y
le dijo:
-¿Vas a casa de la tía Rita?
-Sí, sí, que voy.
Pues la dices que me llevo el reloj a
arreglar, que anoche andaba atrasado.
Saldaña,
Palencia. Florencio Garrido. 18 de mayo, 1936. 63 años.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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