222. Cuento popular castellano
Éste era un rey que tenía una hija. Y el rey
echó un bando diciendo que el que dijese un acertijo que no se lo adivinaran
los sabios que tenía, se casaba con su hija; y si se lo adivinaran, sería
ajusticiado. Y un pastorcito llegó a saberlo y le dijo a su madre:
-Madre, yo quiero ir a estar con el rey a ver
si me puedo casar con su hija.
Y la madre le decía:
-Pero hijo, ¿dónde vas a ir tú, un simple
pastor, tan tonto como eres? Se van a reír de ti.
Pero el hijo la convenció a la madre y la
madre le dio una burra vieja que tenía y una torta de pan. En la torta le metió
veneno para que se envenenara y no llegara a ser la risión y lo ajusticiaran.
El pastorcito cogió el camino y se le cansó la burra. Y fue el pastor y la dio
la torta, y la burra, pues, se murió envenenada. Y dijo él:
-¡Ya, vaya, ya tengo una!
Estando lastimándose de la muerte de la
burra, acudieron tres grajos. Comieron de la burra y se envenenaron y se murieron.
El pastor se cogió los grajos y se fue por el camino. Y se le hizo de noche. Y
divisó una luz en un monte. Había allí una cuadrilla de ladrones. Entró allí, y
los ladrones comieron los tres grajos y se murieron envenenados también.
Llegó el día -pues él durmió allí, se cogió
un trabuco de uno de los ladrones y se marchó por el camino. Vio un pájaro en
un árbol y disparó. El pájaro no lo mató; pero sí mató una liebre que estaba al
tronco del árbol. Y dijo él:
-¡Vaya, ya tengo dos acertijos!
Se cogió la libre, y, rendido y con hambre,
se arrimó a una ermita. Entró en ella y buscó donde hacer un poco de lumbre
para comer de la liebre. Abrió la liebre y encontró en ella dos gazapillos.
Dice:
-Bien, pues a propósito. Esto me va a venir
bien.
Cogió un misal y encendió las hojas y asó los
gazapillos y se los comió. Y le dio sed y encontró en una lámpara y bebió agua
de la lámpara.
Pues, al día siguiente siguió el camino y se
presentó en casa del rey.
-Buenas tardes. Aquí vengo yo porque me han
comunicado en los papeles que el que traiga tres acertijos que los sabios del
rey no acierten a descifrarlos podrá casarse con su hija.
Bueno, el rey tomó los papeles -porque el
pastorcito los anotó, llamó a los sabios y les dijo:
-A ver, estos tres acertijos. Y los sabios
dijeron:
-Hay que ver qué contienen. Y leyeron:
-Torta mató a Pabla;
Pabla mató a tres; tres mataron a siete.
Apunté lo que vi, y maté lo que no vi. Comí carne asada
que no fue nacida y sí creada.
Y con palabras de Dios fue asada. Y bebí agua
que no estaba ni en el cielo ni en la tierra.
San
Martín de Mudrián, Segovia. Celestino
Magdalena Herranz. 8
de abril, 1936. 65
años.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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